Le Llegó la Hora a Las Horas

En cuestión de música y películas, he acabado por darme cuenta que nunca estoy actualizado y generalmente escucho canciones o veo películas que estuvieron de moda años atrás... para muestra la película que vi anoche: "Las Horas", con Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep.
Qué impactante película. Yo opino que en el cine pasan demasiadas películas mediocres, y es por ello que desde hace años me he alejado de las salas, pero cómo me hubiera gustado ver esta cinta en una gran pantalla.
Estupendas actuaciones, bellos paisajes, diálogos de antología... pero sobre todo la forma tan maravillosa en que se nos adentramos en la vida de tres mujeres de diferentes generaciones, cada una lidiando con una existencia difícil, luchando por sobreponerse a la enfermedad, al tedio, al recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. Mujeres que tienen que tomar decisiones difíciles porque no queda otra salida.
La película retrata un solo día en la vida de estas tres mujeres, un solo día pero que es decisivo para cada una de ellas, y las escenas se van alternando de una forma maravillosa. Primero una irreconocible Nicole Kidman, su belleza sofocada, suprimida, enmascarada, para encarnar a la escritora Virginia Woolf, que se niega a desayunar y prefiere ponerse a escribir, en una casona inglesa en los años 20, atormentada por su enfermedad, por su vigilante marido y por su deseo de liberarse y volver a Londres.
En la siguiente escena, el tiempo ha avanzado hasta ubicarse en los años 50, en un típico barrio californiano con hermosas casas y automóviles, sus calles limpias y muchas palmeras alzándose hacia el cielo azul y despejado. Todo aparenta ser bello y feliz. Laura Brown, interpretada por Julianne Moore, tiene un amoroso esposo y un hijo encantador, y está a la espera de otro bebé... pero...
El tiempo sigue su curso y esta vez nos presenta una fresca mañana en Nueva York, donde la talentosa Meryl Streep (cuyas actuaciones siempre me han fascinado, pero debo reconocer que en muchas ocasiones se ve exagerada y sobreactuada, gesticulando de más) da vida a la editora Clarissa Vaughan.
Clarissa está muy ocupada preparando todos los detalles de la fiesta que ha organizado en honor de Richard, poeta y escritor, su amante en los años lejanos de su juventud, y quien recibirá un codiciado premio por sus obras.
A Richard no le interesa la fiesta, ni el premio; piensa que se lo otorgarán no por sus artes de poeta, sino por la compasión que despierta por ser un hombre enfermo de sida. Es un día de gran tensión para Clarissa, agobiada por los preparativos, por los recuerdos de aquel verano con Richard, avivados ante lo que parece su inminente final.
Si no la han visto, véanla, no se arrepentirán. Yo la disfruté mucho gracias a la recomendación de un personaje de mi película personal, un habitante de lejanas y cálidas tierras donde el aire huele a sal y la vista se deleita día tras día con los reflejos del sol sobre el mar.