Parece que se van velozmente los últimos días de 2013, pero
en realidad el tiempo pasa igual que siempre; la percepción es lo que cambia.
Estos días han sido fríos: por las mañanas me cuesta más
trabajo levantarme de la cama, y por las tardes, al regresar del trabajo, mucho
más trabajo hacer ejercicio; se me dificulta más mi proyecto de bajar de peso,
o cuando menos no aumentar, pues difícilmente puedo resistirme al antojo de
disfrutar a cada rato un café calientito con galletas o con pan. Creo que mi
cuerpo piensa que soy un oso a punto de hibernar y por eso me pide comer más
calorías…
Pasó el día 11/12/13… que como dicen, es la última fecha
secuencial que veremos, pues la siguiente será dentro de casi 200 años. Ese día
cumplió años mi hermana Esperanza; ella casi siempre organiza una cena en su
casa, pero esta vez me dijo que organizaría una merienda, más temprano, de modo
que no pude asistir.
Hasta una semana antes de su cumpleaños, no nos habíamos
visto ni habíamos hablado desde el desafortunado intercambio verbal que tuvimos
el día 31 de julio. De modo que no sabía cómo reaccionaríamos cada quien en el
siguiente encuentro. Afortunadamente fue amistoso, si bien algo superficial.
Como es característico de esta temporada, he estado un poco
más reflexivo, incluso en ciertos momentos melancólico. Es inevitable mirar
hacia atrás y tratar de hacer un balance de los acontecimientos vividos, y esto
me permite darme cuenta de que, por encima de todo, 2013 fue para mí un año
lleno de cambios. De pronto siento que no había cambiado en muchos años, pero
sí lo hice en 2013. Debe meditar un poco más en esto, analizar más
objetivamente, pero siento que 2013 ha sido un año de rupturas, desencuentros,
separaciones… sin duda esto es material
para otra publicación.
Algo de lo cual también me he dado cuenta es que, casi sin
darme cuenta, he dejado de lado mi vida espiritual, y pienso que ello puede ser
la causa de una cierta sensación de vacío. Este es otro punto para reflexionar.
El sábado pasado fue el último día de mi curso de Chino 2.
Terminó una pequeña etapa de este proyecto que me ha traído mucha satisfacción
y que me ha permitido aprender no sólo a escribir caracteres chinos y a
expresar una variedad de palabras y frases, sino también a ser disciplinado
para asistir muy temprano cada sábado, y a dedicar tiempo entre semana para practicar,
practicar, practicar.
Y para celebrar el fin del curso ayer nos reunimos en casa
de las maestras ShanShan y HuaHua, quienes prepararon una variedad de platillos
de la comida china, tan deliciosos que no pude evitar comer de más… ShanShan
nos animó a participar en la elaboración de los jiaozi, que son los ravioles
rellenos de carne molida con apio, cebolla y especias. Aunque dudé en un
principio, finalmente me decidí y fui muy feliz preparando estas pequeñas
creaciones que me recordaron las deliciosas empanadas de mermelada de fresa y
de piña que horneaba mi mamá cuando yo era niño.
Durante la reunión me enteré que las maestras regresarán a
China el próximo abril. Sucede que estuvieron participando en un intercambio
estudiantil durante un año, y ese año está a punto de terminar. Lamentaré mucho
no verlas más, pues son personas muy agradables, pero siempre estaré agradecido
por haberlas conocido y por lo mucho que me enseñaron, ShanShan el curso
regular y HuaHua el curso de preparación para el HSK.
Antes de ir al convivio pasé a saludar a mi mamá, y como no
había fruta, pedí a Mireya mi sobrina que me acompañara a comprar algo por ahí
cerca. Fue así como llegamos a la tienda que está ubicada en Tepeyac y
Michoacán. Le pregunté a la mujer que despachaba dónde se encontraba la
frutería, y me contestó que estaba precisamente enfrente.
Ya me retiraba, pero regresé. Le dije que yo recordaba que
esa tienda había sido propiedad de la familia Caballero hacía muchos años,
cuando yo era niño. Me respondió que aún lo era. Me dio alegría la noticia, así
que le comenté que me gustaría saber de mi compañero de escuela, Eloy, pues le
perdí la pista hace muchos, muchos años. Le comenté que muchas veces había
pensado en llegar a la tienda a preguntar por él, pero desafortunadamente
siempre lo dejaba para la próxima vez.
Entonces me soltó la noticia: “Murió hace cinco años”.
No es la primera vez que sé que una persona cercana ha fallecido, pero esta
noticia me dejó estupefacto. No sabía qué decir. Se agolparon muchos
pensamientos en mi cabeza. La mujer me dijo que era la esposa del hermano mayor
de Eloy, y que éste había terminado su carrera de médico especializado en
patología, que había seguido estudiando y ejerciendo en varios países, pero
desafortunadamente fue víctima del cáncer y tras una enfermedad de nueve meses,
murió. Sólo atiné a decir que lo sentía mucho, y creo que nunca había dicho unas
palabras tan verdaderas, que coincidieran exactamente con los sentimientos de
mi corazón.
Lo siento mucho. Recuerdo que después de aquellos lejanos
años de la primaria sí llegué a verlo una vez, cuando éramos jóvenes, y me dijo
que ya era doctor y trabajaba en una clínica del IMSS. Ya no lo vi más.
Encontré esta foto tomada en una fiesta de cumpleaños de mi sobrina Mireya, en donde, además de mis hermanas y otros familiares y amigos, nos encontramos, del lado derecho, fila del medio, Rubén Félix, Eloy Caballero, Yo y, si no me equivoco, Héctor Juárez, compañeros de tercero, cuarto y quinto año de primaria. Desde aquí hasta el cielo le mando un pensamiento de paz y de afecto sincero a mi querido compañero Eloy.
Indudablemente este es un año de re*cuento de d*años y eso siempre es medio melancólico ...
ResponderBorrarMuchas felicidades por tu chino jejej luego me enseñas algunas palabras ;)
Que fuerte Tinísimo... pero la vida es cambio, nos guste o no, sigue con o si nosotros.
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ResponderBorrarQué articulo de sentimientos encontrados. Me alegró leer que habías visto a tu hermana y que las cosas fueron mas o menos buenas. Pero me entristece leer del fallecimiento de tu amigo de joven, Eloy. Que descanse en paz.
Saludos,
Kim G
Boston, MA