Desde muchos años he sentido deseos de cantar, pero por una
u otra razón he reprimido, acallado estos deseos, como si fueran malsanos, como
si no me estuviera permitido.
No sé bien a qué se deberá esta auto-represión, pero me
inclino a creer que su origen tuvo lugar hace muchos, muchos años, cuando era
yo un mocoso a quien le gustaba cantar. Tendría unos 7 años, a lo mucho unos 8,
y recuerdo que me encontraba de visita en la casa de una de mis hermanas
mayores, quien vivía a un lado de la casa de su suegra.
Éramos varios niños: mi sobrino, la pequeña cuñada de mi
hermana, yo mismo y otros que no recuerdo, y estábamos jugando a cantar.
Recuerdo muy bien que cuando llegó mi turno entoné aquella canción que dice “dicen
que los hombres // no deben llorar // por una mujer // que ha pagado mal…”
Y cuando más emocionado estaba cantando, de pronto enmudecí
al escuchar unas grandes carcajadas de burla, proferidas por el odioso cuñado
de mi hermana, un hombre ya. Las carcajadas continuaron, y yo que todavía no
era un hombre, sino un niño, me puse a llorar, dolido y desconcertado.
Y sin darme cuenta, ya nunca volví a cantar; al menos, no en
público. En la regadera o mientras manejo mi carro, muy pocas veces. Cuando se
empezó a poner de moda el karaoke, qué ganas me daban de levantarme de mi
asiento, elegir alguna canción y ponerme a cantar… pero justo cuando deseaba
hacerlo mis pies se quedaban tiesos, como si estuvieran pegados al piso con un
fuerte pegamento.
Hace apenas unos años por fin decidí a meterme a un curso de
canto en un club local, pero éramos tantos que apenas pasábamos de los ejercicios
de vocalización y sólo quedaba tiempo para que cantaran unas dos personas, y
los demás esperaban su turno para la siguiente semana, o la siguiente… Recuerdo
que íbamos a ensayar canciones mexicanas para un recital con motivo de las
Fiestas Patrias… pero antes de que se realizara el maestro consiguió un trabajo
en la Capital y nos dejó botados.
Hice otro intento en otro lugar, pero no persistí, me
desanimé porque por más que intentaba no lograba “soltar” mi voz. Después de
tantos años de mantenerla callada, conseguir que se sintiera libre para expresarse
en libertad no era tarea fácil.
Y pasaron las semanas, los meses, los años. Hasta que
finalmente vi un anuncio en el boletín de Conarte, decidí investigar y
finalmente me inscribí en el taller de canto, no sin antes darle muchas
vueltas, de pensar y volver a pensar, de indecisión y de auto-sabotaje… hasta
que decidí no hacer caso a esas carcajadas de burla y fui a pagar la
inscripción y luego me presenté en la clase.
El experimentado maestro ofrece un método libre en el que,
después de una sesión corta de vocalización, cada quien va pasando a cantar una
o dos canciones, las que uno mismo decida. Todos pasan, no importa que termine se
pase la hora de la clase y hayan llegado los de la siguiente. Mientras uno
canta al frente del salón, los demás están sentados en las butacas, algunos
ponen atención pero otros se dedican a leer, revisar su teléfono, mirar al techo
o prepararse para cuando llegue su turno.
La primera clase decidí cantar una canción de Raphael que se
llama “En Carne Viva”. Y aunque me gusta mucho, de alguna manera no lograba transmitir
el sentimiento de la misma; me ponía un poco nervioso y no lograba hacer que mi
voz subiera los tonos necesarios para imprimirle suficiente dramatismo.
En la segunda clase volví a cantar este tema, y aunque me
salió un poco mejor, algo seguía faltando. Al terminar, el maestro me preguntó
si podía volverla a cantar o elegir alguna otra, pues había tiempo. Y yo le
dije que cantaría “Mi Gran Noche”, sin saber lo que ocurriría después.
Desde los primeros acordes, algo sorprendente sucedió. Los
compañeros que esperaban su turno dejaron a un lado sus cuadernos y sus teléfonos
y fijaron su atención en mí; una señora empezó a batir las palmas al ritmo de
la canción, otro compañero levantó su pulgar y el maestro llevaba el compás con
sus pies y una expresión alegre en su cara. Y mi voz, que al principio sonó algo
tímida, al sentirse libre voló por los aires y se hizo escuchar, fuerte, clara y
expresiva. ¡Qué hermosa sensación, me sentí un gran cantante!
Al terminar, los aplausos no se hicieron esperar. El maestro
estaba tan emocionado que quería que siguiera cantando, ahora la de “Yo Soy
Aquel”. Pero decidí no hacerlo, no me sentía seguro pues no conocía la letra,
pero le prometí que la siguiente clase la cantaría. Un poco decepcionado, de
todas maneras me felicitó por haber sido capaz de dejar salir mi voz, y me dijo
unas hermosas palabras que todavía no me creo: “qué bárbaro, en su voz tiene
usted un tesoro”.
Yo, feliz. Tantos años de haber acallado mi voz han quedado
atrás, ahora nadie podrá silenciarme. Cantaré, hablaré, me expresaré… He comprendido que esta cuestión de por fin dejar
salir mi voz tiene implicaciones mucho muy profundas, que van más allá de
solamente cantar. Todavía no sé muy bien cuáles sean, pero las intuyo. Ya las
sabré. Por lo pronto deseo cantar. “Ya Lo Pasado, Pasado”, “Aléjate”, “Verónica”,
“Terciopelo y Fuego”, “Mary Es Mi Amor”… tantas bellas canciones.
Pues te felicito compadre, el canto libera el alma de tristezas, bueno, esos dicen los que saben, pero lo que si es verdad que a mi me desestreza mucho cantar en el carro o cuando me baño, jajajaja, saludos y otra vez muchas felicidades por soltarte...
ResponderBorrarMil gracias compa... y fíjate que tienes absolutamente toda la razón, ahora comprendo muy bien qué cierto es eso que dice una de nuestras canciones más representativas...."ay, ay, ay, ay, CANTA y no llores"... ¡Saludos!
BorrarCari... me encanta cantar... ña que mejor me sale, LA MENTIRA... así Tipo Olga Guillot...jujujuju... Seee te olvida que me quieres a pesar de lo que dices, pues llevamos en el alma cicatrices... imposibles de borrar... se te olvida, que hasta puedo hacerte mal si me decido, pues tu amor lo tengo muy comprometido, pero a fuerzas no seráaaaaa
ResponderBorrarAy mi Alvarito pero qué bonita canción.... esa es una señora cantante.... y qué letras... pues cantemos, amigo, cantemos... que la vida es más bonita cantando.
BorrarComo nos llegan a traumar de niños una mala accion verdad?, a mi no me gusta estar en traje de baño por que me apena por una historia similar jejejje.
ResponderBorrarque padre que lo hayas superado y que ahora lo hagas! nada mejor! muchas felicidades amigo mio n_n
Absolutamente de acuerdo. Yo lo he comprendido muy bien, y si bien no tengo hijos, ahora tengo mucho, mucho cuidado de mis actitudes y comentarios hacia los niños, y cuando me doy cuenta de que algunos adultos hacen algún comentario o acción que posiblemente los traume en el futuro, trato de persuadirlos de que se retracten. Saludos mi amigo precioso, mucho cuidado con la Oruguita.
BorrarOh I am so happy that you kept at it and now you are singing! I have always believed that all of us can sing - we are born knowing how but must find our voice. However before we can do that, at a very young age, we are shamed out of it when we try to sing and as a result we stop trying. But we must keep trying until we find it! And once we do....well know you know what it feels like! I am so happy for you.
ResponderBorrarUniverse = one song. We must lift our voices and sing! When we do the vibrations thrumming through our bodies are very healing and the joy is immeasurable.
Bravo!
Barbara
Barbara, first of all thanks so much for enlightening me with the knowledge of universe = one song. And I certainly agree with you: we're born with the ability to sing, but as with other thing, we lose this ability in our growing process. This ability I've regained and now nothing can stop me from singing! Hugs!
BorrarFelicidades! Es muy común hoy día que la gente cree que cantar es algo sólo para los profesionales. O lo haces perfectamente o no lo haces en absoluto. Pero la verdad es que la música es para todos.
ResponderBorrarNo canto muy bien, pero lo hago en la ducha y en el carro. Ayer andaba en el carro con el techo quitado, cantando y una mujer me escucho y me sonrió. Así es el poder de la música.
Dale, amigo!
Kim G
Boston, MA
A donde procuro no evitar cosas que me gustan a pesar de la desaprobación de desconocidos.
Cuánta razón tienes: la música es para todos, y verdaderamente cantar es tan natural. Ayer llegué a casa un poco más temprano y después de arreglar el jardín, aproveché para cantar algunas canciones. Sé que próximamente mis compañeros y yo vamos a cantar en público, así que tengo que irme preparando. Me siento un poco nervioso pero a la vez muy emocionado. Saludos.
BorrarWhat a beautiful story! I am glad that after so many years you have overcome your apprehension and have finally let your voice sing out. I have read that singing is very good for one's health. Now that you have not only lost your fear, but also know that you have a lovely voice, I hope that you fill each day with song!
ResponderBorrarFelicidades!
Thanks Bill, believe me it feels so good when I start singing and hear the sound of my voice, that unknown friend who had been hidden for so long. Not anymore. And if singing is good for our health, all the better! Hugs to you, my friend.
BorrarLa mayoría tenemos ese sueño no realizado o fantasía, de haber sido músicos. Aunque yo nunca me habria aventado a ser vocalista.
ResponderBorrarY sí, si te causa gusto el cantar, hazlo. Que otros no lo impidan.
Cierto, muchos tenemos ese sueño. Yo pienso que de no haber sido por ese desafortunado incidente, cuando era joven más joven me habría lanzado como cantante profesional. Saludos.
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