jueves, marzo 05, 2009

De Abusivos y Auto Karmas

Capítulo 1: El Payaso Abusivo

Creo que ayer no fue mi día. Después del trabajo me lancé a entregar un trabajo de traducción, pero las cosas salieron mal, muy mal.
La noche anterior, el cliente, un tipo muy payaso, de esos zalameros que dicen cosas como "te encargo la traducción porque sé que eres el mejor traductor del mundo", solamente para distraer la atención y que uno no se dé cuenta de lo abusivos que son me había hecho recorrer, todo adolorido, media ciudad para que me mostrara "unos textos importantes que quería que le tradujera"; se negó a enviarlos por fax o por email.
Y que llego al Vip's y el estúpido este me sale conque era una carta personal de menos de una página. Luego de explicarme lo que significaba para él esa carta y preguntar el costo de la traducción, me regateó el precio y yo de puro fastidio accedí. Total, ya estoy aquí, me dije. Me despedí y quedamos en que al día siguiente él iría a recoger el trabajo a mi oficina.
Sin embargo, poco después de la hora convenida llamó para avisar que no podía ir. ¿Podría ir yo a su oficina por la tarde? No señor. Pensé contestarle: "Pendejo, por una pinche carta quieres que gaste litros y litros de gasolina para ir a tu encuentro, ¿pues qué te piensas, baboso? Sin embargo, guardé estos feos pensamientos sólo para mí.
Le ofrecí que pasara a una oficina donde yo estaría dando clases por la noche (la casa de mi mamá), y aunque aceptó no sonaba muy convencido. Más tarde llamó y me pidió que mejor pasara a un elegante club para empresarios que me quedaba de paso hacia mi clase.
Accedí. Le entrego la carta traducida e impresa, junto con el borrador que me había dado. Preguntó si llevaba la versión en español de su original, corregida, aumentada y mejorada, la cual yo mismo, lo admito, le había ofrecido. Le ofrecí una disculpa y le expliqué que no lo había hecho porque tuve demasiado trabajo, y como eso era un extra, pues no lo hice.
El muy majadero se enojó o fingió enojarse, y me dijo que me podía dar $100.00 pesos en ese momento, y que el resto lo liquidaría cuando yo le entregara la famosa versión en español. No pude evitar enfurecer ante su actitud tan abusiva. Sin embargo, controlándome lo más posible le dije que no estaba de acuerdo y que me entregara mi traducción, pues yo no acostumbro malbaratar mi trabajo. Me la devolvió, yo me despedí educadamente y me retiré.
He aprendido en las enseñanzas budistas que el enojo es uno de los peores venenos, pero lo siento, todavía me falta mucho para alcanzar ese auto-dominio. Lo cierto es que de camino a mi clase iba que me llevaba la chingada de coraje por la pérdida de tiempo y esfuerzo que me causó este tipejo despreciable hijo de toda su pinche puta madre. A ver si ya aprendo a ser menos ingenuo y a estar más a la defensiva.

Capítulo 2: Auto Karma

Di mi clase lo mejor que pude y me dirigí al área donde vivo para asistir a un evento político. Al terminar decidí ir a comprar gasolina y luego algo de cenar, porque tenía mucha hambre. Pocas cuadras antes de llegar a una gasolinera cercana a mi casa, el carro que manejaba, que me había prestado el lunes mi sobrino Christian para que lo usara mientras arreglan el mío, empezó a hacer un ruido terrible cada vez que aceleraba. O sea, casi todo el tiempo.
Llegué frente a la gasolinera. Acelero para avanzar hacia las bombas pero el carro no se mueve ni un milímetro. Acelero más. Nada. Pongo reversa, nada; Drive, nada; 2,nada. Los autos detrás de mí, esperando que avance. Suena el teléfono y es mi ángel de la guarda Héctor, le digo que no puedo hablar y que le llamo enseguida. Pongo la palanca en 1 y aprieto el acelerador a fondo. Haciendo un ruido ensordecedor, a duras penas camina unos cuantos metros y puedo entrar a la gasolinera, pero nada más.
Dios mío, qué desesperación sentí. ¿Qué pasa? ¿Qué desafortunado karma está madurando que tengo tantos problemas con mi carro, y ahora con este otro? Estaba tan ofuscado que no atinaba a encontrar la palanca para abrir la tapa del motor. Ya no sabía si reír o llorar, pero por lo pronto decidí calmarme e ir a comprar un insípido hot dog en el Oxxo.
Luego le llamé a Héctor y le platiqué la situación, le dije que iba a llamar a mi sobrino para que me ayudara, que no se preocupara. Pero sí se preocupó, pues sabía que mi espalda no estaba en condiciones de andar empujando carros, y tuvo la grandísima gentileza de ir a ayudarme. Cuando el carro se enfrió un poco pudo avanzar unas cuantas cuadras, lo suficiente para dejarlo en un lugar iluminado a que pasara la noche. Luego me fue a dejar a mi casa.
Era tardísimo. Me di un buen baño con agua caliente, me puse a meditar unos minutos, tome un tranquilizante muy suavecito y a soñar con los angelitos. Creo que todo esto sirvió de mucho, porque hoy amanecí de muy buen humor, riéndome de la situación. Después de todo, ¿para qué atormentarme con enojos, reproches, auto-compasión? Al mal tiempo, carcajadas.
Lo siento, no quería escribir sobre cosas tan triviales pero ni modo, lo tenía que expresar.


Hoy por la mañana, esperando un taxi. Nótese que amaneció tan nublado que no se ve ni un cerro de los muchos que abundan en mi ciudad.

4 comentarios:

  1. Vaya, finalmente la normalidad ha retornado y tu tranquilidad mejor. Aunque es trillado, ante situaciones adversas tu... Dalaaaaaahi.

    Acá en Veracruz la disciplina que aplica es mandar a la chingada a la primera de cambios a tipos tan nefastos como el que acabas de describir. Pa mis pulgas.

    Momentos en la vida que son partes del show.

    Un abrazo.

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  2. Te entiendo perfectamente jejeje , lo que no entiendo es porque no le hablaste a tu amigo david que vive muy cerca jejeje creo que para eso estamos los amigos, pero que bueno que todo ya esta mejor saludos bye

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  3. Pinche vato el wey ese que te encargo la traduccion, y de lo de los carros no manches, cuando pasan las desgracias creo que se juntan.
    Un saludo

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  4. Gracias, David... la verdad que no es orgullo pero cuando tengo un problema como estos me da tanto coraje que me ofusco y no pido ayuda; es bueno saber que tengo amigos a toda madre como tú. Ramón, así lo voy a hacer de ahora en adelante, a la chingada, cabrones. Mi buen Patricio: es muy cierto, las desgracias nunca llegan solas. Pero la vida es bonita, creo que son más las cosas buenas que las cosas malas. Por eso me encanta vivir.

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