miércoles, agosto 20, 2008

Chiquitito y Juguetón



"Mamita/yo no quiero un hermanito/lo que quiero es un perrito/chiquitito y juguetón". Así sonaba una canción en la radio cuando yo era un infante.
Anoche, poco después del tremendo aguacero que se dejó sentir, llegaron a mi casa Héctor, Alfonso y..... El Manchas. No me lo esperaba, al menos no tan pronto, pero desde ese momento el cachorro ya es oficialmente mi perrito, obsequio del amigo Héctor.
En correspondencia los invité a cenar unos tacos, y al regresar encontré un pequeño caos. Resulta que también estuvo de visita Niza, la mamá de El Manchas, y mientras nosotros cenábamos ella se dedicó a cagar y orinar varios rincones de mi recámara, ayudada por su pequeño.
Ya casi era medianoche, pero aún así me puse a limpiar y al terminar me llevé a la regadera al pequeñín, pues su olor no era muy grato. Creo que no le gustó mucho el agua. Luego corté sus uñas y enseguida nos fuimos a dormir. Lo llevé a la cama y se estuvo muy quietecito, aunque se veía un poco extrañado y confundido. Temí que orinara durante la noche, pero afortunadamente no fue así.
Esta mañana desperté con un nuevo perrito, chiquitito y juguetón. Me sigue por todos los rincones, fascinado con la novedad; me observó curioso mientras me bañaba, a través de la cortina transparente. Y mientras me peinaba olvidó por un momento que estaba ahí cerca y pisé su rabito...
Lo llevé al patio a visitar y dar de comer a Bovinda y Chucky. Pensé en dejarlo ahí con ellos durante el día, pero es posible que llueva, y además hay que hacer ciertas adaptaciones para evitar que se salga a la calle.
Así que regresamos al interior, me hizo reír al verlo correr dando saltitos hacia la puerta de entrada. Por lo pronto hoy se quedó encerrado en un cuarto vacío, en el cual coloqué muchos periódicos. Todavía no sé cómo lo voy a criar, dónde se va a quedar mientras estoy trabajando, pero creo que dentro de la casa no.
Es demasiado inquieto, y como está en la edad en que todo quiere morder, hay muchas cosa en la casa que pueden desaparecer entre sus dientes. Además, es peligroso que pueda morder cables eléctricos.
Con Bimbo no tenía estas preocupaciones, pues siempre fue un perrito muy apacible y tranquilo, que se conformaba con estar echado en su cama o en el sillón, especialmente en sus últimos años. Me quedé muy acostumbrado a su carácter tan pacífico.
Pero ahora tendré que lidiar con un cachorrito lleno de energía, que pondrá a prueba mi paciencia y mi creatividad.

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