jueves, julio 23, 2009

Niño Descalzo entre Pozos y Túneles


Es inevitable. Me llama mucho la atención ver las máquinas excavadoras, que poco a poco van haciendo grandes pozos en la tierra, y cada vez que puedo me acerco a la obra y observo con mucha atención la profundidad del pozo, el color de la tierra y las distintas capas que componen el suelo. Esto no se ve todos los días.
Hoy llegué al trabajo y en la entrada me encontré con la máquina que está abriendo la tierra, para instalar un ducto de sabrá Dios qué. Estacioné el carro y saqué la cámara fotográfica para retratar la escena.
Pero este pozo que están haciendo es muy pequeño y muy poco profundo.
Tendría yo unos cinco años cuando, recién llegados a la casa de la colonia Independencia, un buen día arribaron las máquinas para abrir la calle de lado a lado. Hicieron unos pozos inmensos, porque se necesitaba instalar unos ductos de gran diámetro, y esto fue una delicia para mí y para otros chiquillos.
Cómo me gustaba meterme en esos pozos, donde cabía cuan alto era sin que mi cabeza llegara a sobresalir, y correr descalzo por entre los túneles que habían formado las máquinas. Aún recuerdo el olor de la tierra, la sensación de ser invisible y desde mi escondite subterráneo alzar la vista para ver las casas y el cielo, tan lejanos.
En poco tiempo quedaron instalados los ductos, se fueron las máquinas y llegaron otras para dejar la calle muy bien pavimentada.
Meses después abrieron otra calle, la 2 de Abril. Los mismos pozos, los mismos montones de tierra a los lados. Pero esta vez ya no jugué. No era mi calle. Y además ya iba muy bien vestido con mi uniforme y mis zapatos negros, no me podía ensuciar pues ya era todo un estudiante de primer año de primaria. Ay, que ganas de quedarme a jugar ahí.

2 comentarios:

  1. Ahhh que tiempos aquellos elbibis . Cuando no se necesitaba ni la tecnología ni del dinero para divertirse.

    Sin embargo ¿no crees ahora que eso era peligroso?

    Salu2!

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  2. Que grato es recordar los momentos más felices que hemos pasado en nuestra niñez, yo también alguna vez anduve escondida en hoyos grandes y con los pies descalzos.
    Qué agradable sensación.


    Un saludo.

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