viernes, septiembre 18, 2009

E Non Finisce Mica Il Cielo (Y No Termina Nunca El Cielo)

Nunca pensé escribirlo, pero estos días han transcurrido como un verdadero torbellino, con una mezcla de emociones de todo tipo que me han dejado simplemente abrumado y exhausto.
Ayer tomé un día de descanso y permanecí aislado, recobrando fuerzas. Al cerrar los ojos pasaban por mi mente imágenes fugaces de todo lo vivido recientemente: un apretón de manos solidario, la emoción de ver ondeando la bandera mexicana en Palacio Nacional, los ojos oscuros de mi perro, un abrazo largamente anhelado, la soledad de mi casa, la risa de los niños, mis lágrimas, mi sobrino leyendo en inglés, personas que sufren, aburridas en una sala de espera, una charla con mis hermanas, yo preparando comida.
Hoy se muestra con un poco más de claridad ese concepto básico de la filosofía budista, anitya o impermanencia, y comprendiéndolo me nace un gran anhelo por llegar a alcanzar la ecuanimidad y por vivir siempre en el momento presente y no caer en las ilusiones del pasado y del futuro, en sus trampas de placer y dolor.
Y por otro lado, ¿cómo renunciar a las emociones tan intensas de la vida misma, esas que nos hacen sentirnos vivos?

Hoy de pronto recordé esa final del Festivale di San Remo 1982, que tanto disfruté cuando lo vi por televisión en compañía de mi hermana Mónica. Éramos casi unos niños, yo 16, ella solamente 14. Hubo muchas canciones muy bellas, que jamás olvidaré, entre ellas esta de Mia Martini.

2 comentarios:

  1. No entiendo mucho elbibis porque, acaso todos esos fugaces momentos descritos y que me parecen bellos, son malos? Creo que si, ellos nos hacen sentir vivos y son como un impulso a veces para seguir adelante. Los quieres evitar por confundirlas con trampas?

    Salu2!

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