sábado, agosto 22, 2009

Trascender el Dolor Físico

Algunas personas, cuando están sanas y satisfechas consigo mismas, mueren repentina e inesperadamente sin saber qué es lo que les está sucediendo. Sus mentes están completamente ajenas a lo que está sucediendo. Esto es mucho peor de lo que es para la persona que está en cama enferma, que tiene dolor para contemplar como un medio de desarrollar el desencanto y el no apego. No es necesario que tengas miedo al dolor. Si va a estar ahí, puedes dejarlo estar ahí, pero no dejes que la mente esté adolorida junto con él.
De modo que cuando estés enfermo, considérate afortunado. Al estar en cama, lidiando con la enfermedad, tienes la oportunidad de practicar la meditación sobre la percepción con cada momento. No importa si estás aquí en el hospital o en casa. No dejes que haya ninguna sensación real en la mente de que estás en el hospital o en casa. No tienes que ponerte una etiqueta de que están en algún lugar en absoluto. Simplemente aprovecha la oportunidad de observar los fenómenos surgir y desvanecerse.
No puedes andar por ahí evitando el placer y el dolor, no puedes evitar que la mente coloque etiquetas a las cosas y forme pensamientos, pero sí puedes darles un nuevo uso a estas cosas. Si la mente le pone etiqueta a un dolor, diciendo “Me duele”, tú tienes que examinar la etiqueta cuidadosamente, contemplarla hasta que veas que está equivocada: el dolor realmente no es tuyo. Es simplemente una sensación que surge y se desvanece, eso es todo.
Investiga cualquier cosa que surja: una sensación, una emoción, un pensamiento, y déjalo pasar sin aferramiento o apego. Empieza ejerciendo restricción sobre la mente, enfocando tu atención y contemplando los fenómenos de tensión y dolor. Mantenlo así hasta que la mente pueda conservar su postura en el vacío claro del corazón. Si puedes hacer esto completamente, la desbandada final del sufrimiento ocurrirá justo ahí, justo donde la mente está vacía.
Mantén tu conciencia del dolor justo en el nivel en donde no es más que una mera sensación en el cuerpo. Puede ser el dolor del cuerpo, pero no necesita ser el dolor de la mente. Primero protege a la mente, deja ir las cosas, y luego vuélvete hacia el interior para buscar la parte más profunda de tu conciencia y permanece ahí. No tienes que involucrarte con los dolores del exterior. Esto podría ser sencillamente demasiado para soportar. Busca aquel aspecto de la mente que yace profundamente en el interior, y serás capaz de hacer todo lo demás a un lado.
Si los dolores son del tipo que puedes observar, entonces haz un esfuerzo por observarlos. La mente permanecerá en su neutralidad normal, en calma con su propio vacío interno, observando al dolor según cambia y se desvanece. Si el dolor es demasiado extremo, da la vuelta y vuelve al interior, porque si no puedes manejar el dolor, las ansias van a hacer su aparición, deseando empujar el dolor a un lado y ganar placer. Esto se mantendrá acumulándose, acumulándose, sumiendo a la mente en una horrible confusión. Si el dolor es repentino y agudo, inmediatamente da la vuelta y concentra toda tu atención en la mente. Mantente ajeno del cuerpo y sus dolores. Concéntrate en permanecer con la parte más profunda de tu conciencia. Llega al punto donde puedas ver el estado mental puro que no siente dolor con el cuerpo, y conserva ese estado constantemente libre. Una vez que la mente esté constantemente libre, entonces sin importar cuánto dolor exista en el cuerpo, es sencillamente una cuestión de eventos mentales y físicos. La mente, no obstante, no está involucrada. Hace todas estas cosas a un lado. Deja ir.
Tienes que seguir practicando de esta manera continuamente. Siempre que surja el dolor, sin importar si es fuerte o no, no lo etiquetes ni le des ningún significado. Inclusive si surge el placer, no lo etiquetes como tu placer. Solamente sigue dejándolo ir, y la mente logrará liberación, vacía de cualquier aferramiento o apego a la “mismidad” con todos y cada uno de los momentos. Tienes que aplicar toda tu conciencia plena y energía a esto en todo momento. Debes verte como afortunado por estar acostado y enfermo aquí, contemplando el dolor, porque tienes la oportunidad de desarrollar el Sendero hacia el Despertar en plenitud, ganando percepción y dejando ir a las cosas. Nadie tiene una mejor oportunidad de la que tienes justo ahora. Una persona que yace enferma en cama tiene la oportunidad de desarrollar percepción con cada inspiración y exhalación. Es una señal de que no has desperdiciado tu nacimiento como ser humano, sabes, porque estás practicando las enseñanzas del Buda hasta un punto en el que obtienes un conocimiento claro hacia la naturaleza verdadera de las cosas.
LA GENTE EN GENERAL TIENDE a reflexionar sobre la naturaleza efímera de la vida con referencia a otras personas, cuando alguien más se enferma o muere, pero raramente reflexiona sobre la naturaleza efímera de su propia vida. O bien reflexionan durante sólo un momento y luego se olvidan completamente de ello, involucrándose totalmente en sus demás preocupaciones. No llevan estas verdades hacia el interior ni reflexionan sobre la inconstancia que ocurren en su propio interior con cada momento. La meditación sobre la percepción no es algo para lo que tengas que tomarte un mes o dos y acudir a un retiro especial. Eso no es lo verdadero. No hay nada que se compare con lo que estás haciendo justo ahora, examinando tus dolores todo el día todos los días y todas las noches, excepto cuando duermes. Cuando el dolor es fuerte, es especialmente bueno para tu meditación porque te da la oportunidad de saber de una vez por todas cómo es la inconstancia, cómo son la tensión y el sufrimiento, cómo es tu incapacidad para controlar las cosas.
La meditación sobre la percepción no es algo que esperas hacer cuando mueras o estés a punto de morir. Es algo que tú simplemente sigues haciendo, sigues percibiendo. Cuando la enfermedad disminuye, tú la percibes. Cuando se hace más fuerte, tú la percibes. Si continúas desarrollando la percepción de esta manera, la mente se sobrepone a su estupidez y a su falsa ilusión. En otras palabras, las cosas como las ansias y la profanación no se atreven a perturbar a la mente como lo hacían antes.
Cuando la mente se desencanta de las cosas, el siguiente paso es contemplar la mente con destreza para ver cómo está vacía, completamente hasta el punto en donde no se traman pensamientos, no surgen, no se desvanecen, no hay cambio en absoluto.
De modo que concéntrate y contempla el lugar adecuado, justo la mente, justo la conciencia misma, y deja que simplemente exista el conocimiento que deja ir el conocimiento. Lo que esto significa es que dejas ir hasta el punto en el que la conciencia no tiene etiqueta para sí misma. No habra sensación de bueno o malo o nada en absoluto. Las dualidades ya no tendrán efecto. Pero como esto yace más o menos profundamente, tienes que asegurarte de que tu conciencia sea astuta y diestra. Asegúrate de que esta conciencia hábil siga andando continuamente. Verás que cuando no te aferras a las etiquetas y los significados, los pensamientos sobre lo bueno y lo malo sencillamente llegan a su fin.
Así que cuando el Buda nos dice que veamos el mundo como vacío, esta es la manera como vemos. El dharma está justo aquí en nuestro cuerpo y mente, pasa simplemente que no lo vemos, o lo vemos equivocadamente. Si miramos las cosas con la visión de la conciencia plena y el discernimiento, ¿qué hay ahí que nos pueda hacer sufrir? ¿Por qué hay necesidad alguna de temer al dolor y a la muerte? Si entendemos que aferrarse es lo que nos hace sufrir, entonces todo lo que tenemos que hacer es dejar ir y veremos cómo ocurre la liberación justo frente a nuestros ojos.

De "Una Buena Dosis de Dhamma para los Meditadores Cuando Están Enfermos". Traducido del tailandés al inglés por Thanissaro Bhikkhu,© 1995 por la Comunidad Khao Suan Luang Dhamma. Esta enseñanza está disponible en su totalidad en www.accesstoinsight.org

Upasika Kee Nanayon fue una de las maestras de dharma más importantes de la Tailandia moderna. Nacida en 1901, inició un centro de práctica para mujeres en una colina en la provincia de Rajburi, al este de Bangkok, en donde vivió hasta su muerte en 1978. Una colección de sus enseñanzas, "Puro y Simple", traducida por Thanissaro Bhikkhu, ha sido publicada por Wisdom Books.

3 comentarios:

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