jueves, noviembre 19, 2009

Abrazo de oso

Hace dos o tres años se mudaron enfrente de mi casa y de inmediato instalaron una tienda. Llegaron con tres carros, los tres con alarmas hiper-sensibles que se accionaban a la menor provocación, de noche y de día. Para mis oídos tan sensibles era una verdadera tortura.
Confieso que al principio no me hizo ninguna gracia tener una tienda tan cerca, tanto ruido en mi calle que siempre ha sido tan silenciosa. Quizá demasiado silenciosa y desierta, ahora que lo pienso.
Pero me fui acostumbrando poco a poco. Se fue haciendo una tradición llegar del trabajo y pasar a comprar alguna soda, alguna galleta o un jugo; lo importante era saludar a doña Lola y a su esposo, platicar un poco, sentir compañía. Tiempo después cerraron la tienda por los altos costos de la electricidad, y, para mi gran sorpresa, lo resentí mucho. Llegar a casa no era lo mismo.
Afortunadamente la reabrieron unas semanas después. Y desde entonces, si bien no hemos hecho una gran amistad, todos los días nos saludamos. El esposo de doña Lola frecuentemente cruza la calle para platicar conmigo, cuando me ve afuera de mi casa. Tiene unos 65 años, y me ha platicado que muchos años trabajó como guardia de una empresa de transporte. Inclusive ayudó a atrapar a un ladrón que tenía meses robándose herramientas y equipos.
Con este hombre, cuyo nombre nunca le pregunté, lamentablemente, comparto el gusto por las plantas y los árboles, sólo que él es más dedicado que yo, afuera de su casa ha plantado una variedad de árboles, arbustos y rosales. A mí me regaló hace poco un pequeño nogal, y prometió regalarme también un árbol de neem, cuyas hojas y corteza son milagrosas y alivian una gran cantidad de enfermedades.
Desde hace uans semanas me había pedido que le copiara unos discos de Juan Gabriel, de la colección que tengo yo, "pero en un solo cd". Y yo que no tenía ningún programa para convertir los tracks de audio a formato mp3... por no saber cómo hacerle, y también por exceso de trabajo le fui dando largas. Ya hasta evitaba ir a la tienda. Él no me decía nada, pero sabía que estaba esperando su cd.
Así que este lunes de asueto decidí que ya era hora de cumplir mi palabra. Investigué un poco en Internet y bajé un programa muy práctico, luego me puse a convertir siete cds de Juan Gabriel y dos de Rocío Dúrcal a formato mp3. Luego lo puse todo en un cd. Se me hizo de noche y me fui a la cama rendido pasada la medianoche.
El martes llegué del trabajo y me dirigí a la tienda para entregarle el cd. Me preguntó que cuántas canciones traía, y cuando le dije el número me sorprendió con un abrazo de oso tan fuerte y efusivo que casi me tira. Me quedé sin palabras. Y ante las protestas de su hija, anunció que se iría a su rincón favorito a escuchar el disco. Estaba feliz. Y cuando llegué a mi casa me sentí feliz, también.

4 comentarios:

  1. Oye hijo, los discos los puedes convertir a mp3 en tu misma computadora, y la verdad no se cuantas canciones le quepan a un cd, yo puse todo lo que tenia en musica de mi computadora en un solo cd, eran mas de 700 canciones.
    Un saludo

    ResponderBorrar
  2. waoo que sensasion tan padre se siente eso cuando alguien te agradese asii la verdad te mando un saludo y otro abrazo de oso jajajaj bye

    ResponderBorrar
  3. Que bueno carnal, siempre da mucha satisfacción hacer a alguien feliz, y con tan poco que tomó para hacerlo feliz, un simple CD, reciba otro abrazo igual de mi parte.

    Si su computadora tiene el Windows XP o más nuevo usted puede usar el Windows Media Player para convertir archivos WMA de audio a MP3 y viceversa, yo lo hago todos los días.

    Saludos.

    ResponderBorrar
  4. que bien ¡¡ has de haberte sentido muy chido verdad¡ que amable de tu parte no cualquiera eh.

    saludos

    ResponderBorrar

Share Your Thoughts