miércoles, marzo 17, 2010

Mercadito


Lunes de asueto. Me despierto muy adolorido de la espalda y la parte trasera del cuello; cualquier intento por voltear me produce un dolor muy molesto. Espero a que llegue el hombre que me arreglará la reja, qué está caída; quedó en venir a las 9 pero ya son más de las 10 y no se ha reportado siquiera.
Siempre ha sido un gran problema para mí lidiar con este tipo de personas: carpinteros, herreros, albañiles, electricistas, instaladores... siempre impuntuales e informales, además de que como siempre trabajo tengo un horario muy limitado para recibirlos. Es por eso que pospongo una y otra vez las reparaciones domésticas y los pequeños problemas van creciendo...
Tengo que llamarle y me contesta, algo molesto, que está ocupado con un cliente, que llega en media hora. Llega, observa el problema y me dice que es de fácil solución, pero que no podrá realizar el trabajo porque sus empleados no asistieron a trabajar.
Le digo que es el único día que tengo libre, y me dice que va a ser lo posible. Pero lo más seguro es que siga rompiéndome la espalda tratando de abrir la reja para meter el coche; debido a esto lo estaba dejando afuera, pero me vino a disuadir un desgraciado que me rompió un vidrio para hurtar una chamarra.
Bueno, ni hablar. Lo más urgente es atenderme este dolor, así que voy caminando hacia la casa de un “sobandero” o masajista que ya antes había visitado. Me da una buena friega, casi grito del dolor, pero parece que ya no camino todo torcido y encogido, ahora puedo caminar erguido y mantener la vista en alto.
Él me dice que se nota que he tenido mucho estrés, pues los músculos están engarrotados, y estoy de acuerdo, pero además tengo el terrible vicio de mantener malas posturas al estar de pie, sentado en el escritorio o bien acostado. Cada vez que me sorprendo me obligo a cambiar a una postura en la que tenga la espalda recta.
Hace tiempo un quiropráctico me regaló un folleto en el que se muestran malas posturas y cómo corregirlas. Por ejemplo, recomienda que debemos leer, cepillarnos los dientes y escribir en la computadora SIN bajar la cabeza, viendo directamente hacia el frente, con la espalda y el cuello rectos. Al sentarnos durante un largo rato debemos apoyar los pies sobre un banquito, de modo que las rodillas estén a una altura mayor que las caderas.
He notado que en la mayoría de las oficinas, la pantalla de la computadora está al nivel del escritorio, y esto nos obliga a agachar la cabeza y el cuello. Yo por lo pronto ya la subí de nivel colocando unos gruesos libros debajo.

Ya aproveché mi tiempo para ir al cajero del banco y también para investigar las tarifas de los autobuses, por si hay oportunidad de hacer un viaje muy pronto. He caminado mucho y tengo hambre, así que me dirijo al mercadito (¿por qué será que por acá le llamamos mercadito?) que está cerca de mi casa. Mientras preparan mi comida, observo a la gente, disfruto el día soleado y tibio, y repaso los acontecimientos de la semana pasada.
Después de la presentación el miércoles pasado de nuevas soluciones de seguridad informática, ya se regresaron los coreanos y el indio a sus respectivos países. Ya le entiendo un poco mejor al nuevo sistema operativo de la empresa, ya hay menos presión. Ahora los días son de sol, todavía no es primavera pero ya amanece más temprano; de hecho lo gringos ya empezaron el horario de verano, y esta vez también las ciudades de nuestra frontera norte. Vaya, hasta Anáhuac, Nuevo León cambió el horario, y eso que su línea fronteriza con Texas es pequeñita, pequeñita.
Este día festivo mucha gente venció la psicosis y salió de sus casas a disfrutar el día, quizás la violencia haga una tregua. Todos los paseos lucen abarrotados. De buena gana me hubiera salido yo también, pero en cualquier momento me llegará un proyecto de traducción algo extenso, y quiero aprovechar el día para avanzar. Deberé trabajar mucho esta semana, para estar libre el fin de semana y hacer algo especial para recibir a la primavera 2010. Namasté.

7 comentarios:

  1. Esos señores son muchas veces impuntuales y quedan mal con los trabajos encargados.


    Me has dado una buena idea sobre como poner el monitor de la compu para estar más derecha cuando la ocupo.

    Y sobre los masajes a mi no me gustan porque siento que me lastiman más de lo que ya estoy.

    Saludos y cuídate mucho.

    Chau.

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  2. AHYY tengo ganas d eun dia para salir al mercadito ver y ver aunque no compre nada y sentarme a comer relax.
    saludos

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  3. elbibis,

    Parece que a los herreros, albañiles,carpinteros y demás los cortan con la misma tijera... no sabes la de casos que te puedo contar pero weeeeno...

    Parece el día lo aprovechaste finalmente y hasta timpo te diste de ir al "mercadito" (haaaaa... se me antojo eso que estas comiendo).

    Espero sigas mejor de tu cuello.

    Námaste.

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  4. Oyeeee!!! esa foto no estaba ayer que pasé.


    Invítameee!!!




    :)

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  5. Tinisimo

    Esa gente son los verdaderos reyes sin corona del mercado laboral, son como los albañiles, que cosa...

    Pero bueno, creo que todo salió bien, mal pedo lo de tu vidrio, pero esas pequeñas recompensas bien valen la pena, ya me ví chingandome unas tortas de papa o unas ricas quesadillas en ese tianguis.

    mmmm delicioso.

    Oye en MTY es mercadillo, no se usa el termino Tianguis?

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  6. existe un sobador muy bueno compadre, esta en la colonia Cuauhtemoc (san nicolas,la calle se llama bengali, de echo es el hijo el que ahora lo atiende, he ido muchas veces ahi, y salgo bien repuesto(yo sufro de la espalda por mi sobrepeso), pero bueno.

    que mal pex que le hayan roto el vidrio por una chamarra, de haber sabido la hubiera dejado en el cofre del carro, jajajajajaja.


    por lo que respecta a los trabajadores, pues le dire que en mi colonia(unidad modelo), son muy habiles y rapiditos para hacer la chamba, supongo que lo son porque viven al dia (como yo.

    y con respecto a los mercaditos, no,no,no, otra cosa, se come rico y barato, se encuentran cosas buenas si tienes la paciencia de buscarlas.

    saludos compadre, y gracias por visitar mi blog.


    el mismisimo, Ángello.

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  7. Una de las cosas quem mas detesto es la informalidad y las escusas.
    la formalidad me ha abierto muchas puertas.
    La foto de comiendo en el meracdito que envidia de la buena mmmm

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