miércoles, septiembre 15, 2010

Cómo Han Pasado los (200) Años


Y finalmente llegó el famoso bicentenario. Recuerdo que hace un par de años me dije que haría todo lo posible por celebrar el bicentenario en la Capital de la República, ciudad que no visito desde hace más de una década.
Irónicamente, dejé de ir allá por la violencia e inseguridad que se vivía en 1997, 1998 y 1999... quién diría que acá la cosa se pondría mil veces peor.
Y no hice planes, y no me fui a la Capital de la República, y en lugar de ver con mis propios ojos todo ese gran espectáculo de fuegos artificiales y proyecciones sobre los edificios emblemáticos como la Catedral y el Palacio Nacional, lo vi por televisión.
Y me quedé acá. Y al salir del trabajo me encontré que no tenía ningún lugar a dónde ir, pero tampoco ánimos de celebrar. Es solamente que persisten en mi memorias esos 15 de septiembre de mi infancia, de mis años juveniles, cuando sobraban lugares a dónde ir, cuando no me importaban las aglomeraciones, cuando me impresionaban las luces que iluminaban el cielo, cuando disfrutaba celebrar.
Intentando rescatar algo de aquellas lejanas emociones, me animé a ir a la zona turística de la ciudad, caminando, porque las calles fueron cerradas. Y me parece que no es lo mismo. Antes caminaba rodeado por cientos de personas: familias enteras que avanzaban por el Puente Zaragoza hacia la Macroplaza, llenando la calle de lado a lado.
Esta vez vi menos gente. Y muchos policías. Quizá demasiados. Helicópteros cruzando una y otra vez el cielo, en incesante surveillance. Policías y militares patrullando las avenidas circundantes. Como si se esperara un motín, una revuelta. ¿Una revolución?
No llegué hasta el escenario donde el gobernador gritará "Viva México". En ese lugar sí que se hace una gran aglomeración. Hace años juré no volver, después de quedarme atrapado en un mar de gente, sin poderme mover ni un centímetro, esperando en cualquier momento una estampida mortal.
Ya nada es igual. Decidí entrar en un Sanborn's, inusualmente vacío, por cierto. Disfruté un delicioso chile en nogada, platillo que solamente se puede disfrutar en esta temporada del año. En la mesa contigua se sentaron dos mujeres de edad más que madura, vestidas en forma extravagante. Seguramente clientes frecuentes, pues todos los meseros y meseras las saludaban con mucha familiaridad.
Se notaban muy contentas. Y desée estar tan contento como ellas. Una de ellas tomó el micrófono que le cedió el cantante, y se puso a cantar, con una voz más entusiasta que entonada "Cómo Han Pasado los Años", y después "Frenesí". Se notaba feliz.
Terminé mi cena y salí del restaurante, no deseando que se hiciera más tarde. Camino de regreso a donde estaba esperando mi carro.
Cómo añoro esos tiempos en que no había que estar alerta, viendo hacia todos lados, cuando podía caminar por las calles aunque fuera muy tarde, cuando no tenía esa urgencia de llegar hasta mi casa y cerrar las puertas, evitando a toda costa manejar de noche. ¿Vida nocturna? De preferencia no. Sí, tal vez exagero. Pero no lo puedo evitar.
Y a pesar de todo, conservo una buena dosis de optimismo, un optimismo que pasa por alto las opiniones fatalistas de los demás y me dice que sí, que quizá todo esto pase pronto y las cosas vuelvan a ser como antes.

2 comentarios:

  1. la policia seguro que para prevenir posibles desmanes tu sabes q cuando hay mucha gente se tiende a salir de control
    algo.
    ¡feliz bicentenario!

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  2. Jajaja y yo que estoy aquí y no fui a la celebración porque me dan miedo las aglomeraciones.

    Y tampoco lo vi por televisión, snif!


    Verás que todo pasará, verás que si.

    Un beso.

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