sábado, noviembre 20, 2010

Road Movies

Me gusta este género de películas, en las cuales la mayor parte de la trama transcurre en un viaje por carretera. Recuerdo mucho aquella de principios de los noventas, Thelma & Louise, con Susan Sarandon y Geena Davis, que termina con una impresionante y sorpresiva escena con el fondo del Cañón del Colorado; de hecho en castellano se tituló "Un Final Inesperado".
También recuerdo mi propia "road movie": un viaje desde Monterrey hasta Toronto, que duró varios días y un buen número de autobuses Greyhound. Lo disfruté enormemente, porque admiré paisajes muy diversos y conversé con personas también muy diversas, como una joven señora que había viajado a la capital de su estado para renovar su licencia de conductora de tráileres.
En ese tiempo estaba muy reciente un gran susto que pasé en un vuelo de París a Houston, en el que vivimos un par de horas de turbulencias, sobresaltos y dos súbitas pérdidas de altitud que nos hicieron gritar de terror. Juré no volver a subirme a un avión, y durante años hice hasta lo imposible por evitarlo.
Han pasado más de 10 años, pero creo que nunca me repondré de ese susto, y esto es una gran molestia porque me encanta viajar. Los pocos viajes en avión que he hecho en los últimos años, no puedo dormir bien desde unos días antes y apenas abordo el aparato se me dispara un gran nerviosismo y ansiedad aunque se trate del vuelo más tranquilo y sin incidentes. Vuelvo a respirar bien cuando el aparato se posa finalmente sobre la pista.
Me gustaría muchísimo viajar a lugares lejanos como China o la India, y tal vez podría hacerlo... pero de sólo pensar en estar tantas horas en el aire abandono la idea.

Pero volviendo al tema de las road movies, siguiendo una recomendación de un comentarista de radio, me metí el viernes a ver Due Date (Todo un Parto"). Hasta que empezó la proyección me di cuenta de que estaba doblada al español, y como normalmente detesto los doblajes casi pensé en salirme; pero decidí quedarme y para mi sorpresa me gustó mucho.
Si bien las voces tenían un marcado acento chilango, el doblaje en general estuvo muy adecuado y notablemente apegado a los diálogos originales, sin ñoñerías ni eufemismos estúpidos como "demonios", "caramba" o "pelmazo" cuando en el audio se oye muy claro que dicen "fuck", "shit" o "asshole". (Por cierto, cómo abusan del lenguaje sucio las películas gringas).
Yo me divertí al máximo con exabruptos como "chinga tu madre", "no mames, pendejo", "qué manchado" o "vete a la chingada", mis felicitaciones a los colegas traductores.
La película trata de dos hombres de caracteres totalmente opuestos: uno sensato, reflexivo, introvertido y reservado, y el otro soñador, negligente, parlanchín y más loco que una cabra, que por una serie de azares y problemas casi siempre causados por el segundo de ellos tienen que viajar por carretera desde Atlanta a Los Angeles.
Como bien lo dijo el comentarista de radio, la cinta no pretende enseñar nada ni dejar mensaje alguno, es simplemente una comedia para reír a carcajadas y olvidarse por un buen rato de los problemas y el estrés. Destaca por su sentido del humor muy masculino que hará reír a los hombres y provocará en ocasiones el asco y repudio de algunas damas. Pero de que se van a reír, eso es un hecho.
Curiosamente, esta "road movie" también tiene unas escenas con el hermoso panorama del Cañón de Colorado que hicieron que me pusiera a pensar muy seriamente en ir a verlo con mis propios ojos.

1 comentario:

  1. Tocayito no pasa nada en los aviones, no tengas miedo.

    Supera esos miedos y aprovecha la oportunidad que tienes de viajar.

    Un beso.

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