Con mucha tristeza y sincera consternación me acabo de
enterar del fallecimiento de un amigo muy querido, con quien nunca hablé y a quien
nunca conocí personalmente.
Quizá se pregunten cómo puede entonces ser mi amigo. Pues así;
simple y sencillamente lo fui conociendo a través de los relatos que publicaba
en su blog, uno de los primeros blogs que leí en mi vida, y con cada texto lo
fui considerando mi cuate, mi admirado cuate chilango para más señas. Siempre
lo conocí como “el Somite”, y apenas ayer me di cuenta de que su nombre es Carlos.
¿De qué sirve decir que lamentablemente nunca se me ocurrió
visitarlo? No sé exactamente dónde vivía, pero me late que muy cerca de la
Agrícola Oriental, la colonia donde vivieron mis queridos tíos Félix y Tula, en
aquella querida casa donde pasé tantos días de vacaciones.
Conocí muchas cosas de él, como el hecho de que su familia
es de Guanajuato y allá pasaba algunas vacaciones, que tiene un hijo a quien
adoraba y al que siempre llamó Hammer Head, que tenía un trabajo que lo
fastidiaba mucho, aunque se daba sus buenos viajes, pero luego consiguió un
puesto mucho mejor cuando entró a trabajar para la embajada de EU.
Supe del gran amor que le tenía a su abuela, y conocí a
varios de sus amigos, con quienes se ponía unas buenas borracheras de vez en
siempre. También conocí a su inseparable amiga Claudia y leí la nostalgia con
la que hablaba de sus años universitarios en la UNAM y de su afición al futbol
americano. Vaya, hasta fui de los pocos (¿o muchos?) a quienes les confió que
no usaba calzones.
Creo que la primera vez que di con su interesante blog fue cuando
buscaba la frase “Titán de grosella”, y apareció su blog en el resultado de la
búsqueda, pues con este apodo llamaba a su cuñado. Me gustaron tanto sus
relatos que no dejé de leerlo. Alguna vez le dejé un comentario, y estoy seguro
de que me respondió con otro mensaje, cuando menos una vez.
Me gustaba mucho la forma tan desenfadada de escribir del
Somite, y a través de ella me fui haciendo un retrato de su personalidad. Fue
así como llegué a admirarlo, porque supe que era un tipo entrón, sin
complicaciones y muy simpático que sabía disfrutar la vida, dando al mal tiempo
buena cara, repartiendo mucho amor a su familia y a sus amigos
Conocí muchas de sus alegrías, y también de sus penas, como
el fallecimiento de su querida amiga Nora y posteriormente el de su tía Cosh,
en 2010. De hecho, este fue el último post que leí, y que se quedó grabado en
mi blog, pues yo era su seguidor.
Pasaba el tiempo y no publicaba nada. Yo estaba impaciente
por leer más de sus escritos, pero comprendí que los blogueros de pronto ya no
tenemos inspiración para escribir, y a veces abandonamos la escritura durante largas
temporadas, o simplemente, cerramos el blog para siempre. Qué lamentable no
haber tenido sus datos de contacto, para saber cómo estaba.
Recientemente he vuelto a escribir en mi blog, que tenía muy
abandonado, y como seguía sin tener novedades suyas, ayer me puse a buscar con
más ahínco. Fue así como pude leer cuatro escritos que publicó el año pasado.
En uno de ellos explica que dejó de escribir porque “empezó a llover” en su
vida, y platica sobre la muerte de su papá. En otro de los textos menciona que
padece cáncer, y con su enjundia característica, afirma que ese “cangrejito” no
lo va a vencer y le va a echar todas las ganas para vencerlo. Eso fue en el 2012,
el año pasado.
Sentí una extraña pesadumbre, una tristeza muy grande al
imaginar que mi cuate el Somite quizá hubiera perdido la batalla. Al llegar a
mi casa me puse a investigar un poco más y encontré los datos de su querida
amiga Claudia (ver fotografía); le pregunté por él y fue ella quien me informó que este hombre
admirable y muy querido se nos adelantó en febrero de este año y ahora está,
muy sonriente y alegre como siempre, en un lugar mejor.
Amigo Somite, desde aquí te mando un abrazo muy fuerte. Tú
fuiste quien me inspiró para continuar escribiendo en este blog, y llevo tus
enseñanzas sobre cómo enfrentar la vida grabadas en mi mente y en mi corazón. Espero
algún día ser tan feliz como tú. ¡Te quiero mucho, dondequiera que estés,
cabrón!
Pos yo casi m voy en marzo... pero todavía no es mi momento supongo.
ResponderBorrarBesos tinísimo.
Lindo recuerdo