martes, junio 16, 2015

Amo los Domingos

Me puse a revisar mis entradas anteriores y, sorprendentemente, no había escrito sobre este tema: amo los domingos, son mi día favorito y lo espero toda la semana para realizar, idealmente, solamente actividades que me produzcan placer y me hagan sentir vivo y feliz. Desafortunadamente, a veces no planeo bien las cosas y me encuentro desperdiciando mi precioso domingo inmerso en actividades que bien podría hacer otro día, o nunca, como hacer el aseo, acudir a reuniones aburridas, etc.
¿Tendrá algo que ver que nací en un domingo? Y no cualquier domingo, sino precisamente en un Domingo de Ramos. No lo sé, pero desde que tengo memoria, el domingo es casi el único día que despierto invariablemente con una sonrisa...
Antes de levantarme de la cama pienso en todas las cosas que desearía hacer este domingo: ir al parque a caminar con mis perros un poco antes de que salga el sol, tomar un desayuno delicioso, bañarme, ponerme la ropa que me gusta más, ir temprano a la iglesia, salir a algún paseo, ir al centro de la ciudad, comer con mi familia, visitar una librería, pasear en bicicleta, visitar a mi mamá, ir a algún gran parque y echarme sobre la hierba debajo de un frondoso árbol, bañarme en un río o cuando menos en alguna alberca, ir al cine a ver una buena película, platicar con mis amigos... ¡ay!...
Amo los domingos desde que era niño... eran los días en que mis hermanas casadas iban a visitar a mi mamá, la casa se llenaba de gente, de pláticas y de risas, jugaba con mis sobrinos, y en muchas ocasiones nos llevaban de paseo.
Recuerdo que era todo un deleite... hasta que se ponía el sol, se hacía de noche, y precisamente a esas horas recordaba que no había hecho la tarea. En esos años infantiles, qué angustia sentía al saber que no podría llevar la tarea al día siguiente, pues las papelerías estaban cerradas y no podría ir a comprar las estampas o lo que hubieran pedido los maestros. Eran otros tiempos.
Y esa angustia del fin del domingo se me quedó muy grabada, tanto, que marcó mis domingos durante muchos, muchos años... incluso en la actualidad, apenas distingo las primeras sombras de la noche y empiezo a sentir esa inquietud, el domingo se esfuma, se desvanece como polvo entre los dedos.
Por cierto, los domingos detesto encerrarme en un lugar como el cine cuando el sol resplandece en el cielo, y salir cuando ya es de noche. No me gusta nada, siento que desperdicié una gran parte del domingo, aunque hayan sido menos de dos horas... pero de cualquier manera, cuando ya es de noche, ya no es domingo, pero tampoco lunes, de modo que los domingos prefiero disfrutar hasta el último rayo de sol.
Los domingos me gusta manejar, especialmente temprano por la mañana, porque no hay mucho tráfico, las calles están casi vacías. Por la noche no, porque ya los conductores manejan de regreso a sus casas, apurados, malhumorados, apresurados, algunos borrachos... a ellos también se les acabó el domingo.
El día de mi boda, fue un domingo a las 12 del día, pues yo no quería que fuera como todas las demás bodas en esta ciudad: un sábado a las 6 o 7 de la tarde. Quería que fuera una boda diferente y especial, y vaya que lo fue, un día muy, pero muy feliz para todos.

Tengo un poco más de un año de asistir a una iglesia en la cual el servicio es a las 6 de la tarde, y aunque me gusta congregarme, saludar a mis amigos y algunas veces ir a cenar o al cine después, muchas veces voy a fuerzas, estoy y no estoy porque quisiera estar en otro lado: es que el grupo ciclista urbano al que deseo integrarme desde hace mucho organiza pedaleadas todos los domingos, precisamente a las 6 de la tarde.
Y como la iglesia no tiene planes de abrir un servicio el domingo por la mañana, ni el grupo ciclista desea organizar las reuniones los sábados o por la mañana del domingo... pues me sentía muy desesperado, porque no quiero dejar de acudir a ninguna de las dos reuniones. Y aunque la solución era muy simple, apenas lo acabo de decidir hace dos domingos: asistiré un domingo a la iglesia y otro domingo a la pedaleada. Yo, feliz.


10 comentarios:

  1. Jajaja que recuerdos, esas ansias de que las 7PM del domingo te das cuenta que tenías que hacer un diagrama del Sistema Solar o algo así....
    En casa de mis papás nunca fuimos a la iglesia, pero a mi gustaba el domingo para levantarme temprano y ver caricaturas desde las 7 de la manana... Y eso sí, siempre detesté Chabelo...

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  2. Es muy cierto, yo pensaba que era el único que padecía esas ansias pero ya me he dado cuenta de que casi a todos nos pasó. Muchas gracias por visitarme, precisamente hace un par de horas leía tu blog. Ah... y a mí tampoco me gustaba Chabelo, nunca lo vi, de niño.

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  3. Los domingos para mi niñez fue muy bonito, de ir a la iglesia pero después al mercado que se ponia enfrente, y siempre nos engolosinamos! nos ibamos de vagos y ,uchas aventuras fueron vividas. Ahora mis domingo trato de que sean asi de alegres con mi pequeña. :3

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    1. Debe haber sido muy bonita tu infancia, con tantas cosas que venden en los mercados y que atraen a chicos y a grandes, pero creo que más a los pequeños. Me gusta leer que tratas de hacer que los domingos de hoy con tu nena sean igual de alegres, esos recuerdos de la niñez perduran por siempre y qué cosa mejor que construir recuerdos bonitos.

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  4. Yo nací un miércoles santo... pero debí nacer un viernes según estaba programado, pero se adelantó por cuestiones de la Cesarea... yo amo los viernes..para mi todos son SANTOS.

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    1. Vaya, así que adelantado desde que naciste... Los viernes son días muy bonitos también, empieza el fin de semana y con ello una sensación de libertad, no más escuela, no más trabajo... aunque no para todos, dicho sea de paso. Pero los viernes dan esa ilusión.

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  5. No hacías la tarea los domingos. ¿Sabes algo? ¡Los maestros muchas veces no la hacen tampoco! Por eso, generalmente yo no les daba a mis alumnos tarea los viernes. :-)
    Creo que yo también nací un domingo.

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    1. Muchas gracias por decírmelo... ya no me siento tan mal. Y espero que a ti también te gusten los domingos, saludos.

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  6. ¿En serio? Yo asocio los domingos con no poder estar del todo bien y relajado, sabiendo que ya al día siguiente se reanuda tener que trabajar y hacer pendientes. Mi fav. es el sábado.

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    1. Bueno, pues, yo disfruto plenamente la mañana y la tarde del domingo sin pensar ni una sola vez en las actividades del día siguiente, creo que me he entrenado para hacerlo así sin darme cuenta. Ya cuando se va acabando la tarde, poco a poco me hago consciente de que mi día favorito llega a su fin, pero como dicen "lo bailado quién me lo quita". Saludos.

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