miércoles, junio 21, 2017

El Guardia Ex-Millonario

Llegué a la plaza comercial donde se encuentra la escuela de chino, y mientras me encaminaba a las escaleras busqué con la mirada al guardia que cuida el estacionamiento, un hombre de unos 60 años. No estaba. Vi a otro hombre cerca de la caseta de vigilancia, pero las ropas que vestía en forma desaliñada no parecían el uniforme de un guardia; además, se notaba que era de edad más que avanzada.
Subí de prisa las escaleras, pues la clase ya había empezado. Al salir, me topo nuevamente a este hombre, sentado en una desvencijada silla a la entrada de las escaleras. Me doy cuenta con sorpresa de que, no obstante su edad, sí es un guardia de seguridad.
Lo saludo: "Buenas noches, guardia, ¿hasta qué horas va a estar aquí?, y me contesta con humor: "Nada más un ratito... hasta las 7 de la mañana"; (eran las 9 de la noche).
Le comenté que se me hizo raro que no estuviera el guardia de siempre, y él me respondió que el otro guardia pidió un permiso y por eso lo enviaron a él. "Ah, entonces usted también es guardia y vino a relevarlo, ¿cuántos años tiene usted?
Y volviendo a hacer gala de su buen humor, me responde: "Estoy chiquillo...mire: apenas estoy mudando", mostrando su boca sin algunos dientes. Ya más serio, me dice que tiene 84 años cumplidos.

Cuando pienso en hombres de esta edad, normalmente los imagino en su casa, atendiendo el jardín, realizando algunas reparaciones menores, leyendo el periódico, viendo la televisión, platicando con los vecinos.. esperando la visita de sus hijos o sus nietos. Durmiendo temprano, para levantarse temprano.
Pero don Ricardo Rodríguez tiene 84 años... y trabaja de noche como guardia/velador en una plaza comercial. Al terminar su turno se irá caminando a su casa, comerá el desayuno que le tendrá preparado su esposa y se irá a dormir, si es que puede conseguirlo con el calor infernal que ha hecho estos días.
Le expreso mi admiración porque sigue trabajando, a su edad, y simplemente se encoge de hombros y dice: "¿Pues qué más? Hay que comer". Se queja de la empresa para la que trabaja, porque le pagan muy poquito. Le deben tres años de vacaciones, y como no las ha tomado se las intercambian por una cantidad irrisoria.
Me platica que durante muchos años trabajó en la American Smelting and Refining Company (ASARCO), hasta que se jubiló. Cuenta que le dieron una pensión de varios millones de pesos, pero solo podía disponer de una cierta cantidad cada mes. "Pensaba que nunca se iba a acabar el dinero", dice, y "cargaba con la familia y nos íbamos de viaje a cada rato, conocimos muchos lugares... y luego el dinero se fue acabando".
Para colmo, vino una fuerte devaluación y fue cuando el Gobierno le quitó tres ceros a la moneda... ahí sí que se quedó sin nada. De los millones a los centavos...

Me hubiera gustado quedarme a platicar más con don Ricardo, saber más de su vida, escuchar sus consejos, aprender de sus errores... pero tenía que irme. Lo bueno es que ya sé donde vive, y quedamos en que un día de estos lo visitaré para platicar y tomar un refresco, porque una cerveza, "ya no... ya no..., con el año que anduve de borracho tuve".

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