Al principio de la pandemia tenía mucho trabajo, y en mis pocos ratos libres me dedicaba a armar rompecabezas. Después contraté a un albañil para que hiciera unos trabajos en la casa, y la manera de ocupar mis tiempos libres cambió. La obra duraría poco más de un mes, pero por diversas circunstancias se alargó y demoró casi seis. Seis meses con la casa llena de arena y polvo, por la tarde me cansaba limpiando lo mejor que podía, pero a la mañana siguiente ya estaba igual... polvo literalmente hasta en la sopa. Pero por fin terminó esa etapa y el trabajo quedó muy bonito.
Hay un cobertizo con un techo de lámina muy viejo y muy feo, así que había planeado como segunda etapa derribar ese techo y construir uno nuevo de concreto, pero solo de pensar en el polvo me desanimo y lo dejo para después. El problema es que mi casa no cuenta con un pasillo lateral, de manera que todos los materiales de construcción tienen que entrar por la puerta principal y recorrer toda la casa hasta el patio... es algo en lo que no quiero pensar ahora.
Al avanzar el otoño, poco a poco fue disminuyendo la cantidad de trabajo. En diciembre hubo muy poco, a diferencia de otros años; recuerdo que me pasaba los días frente a la computadora desde la mañana hasta muy tarde al anochecer, inclusive Nochebuena, Navidad y Año Nuevo. Los meses de enero siempre han sido de poco trabajo, así que tengo esperanzas de que poco a poco aumente la cantidad de proyectos nuevos.
Así que, con mucho tiempo libre y ante la recomendación de no salir, me he dedicado como nunca a ver televisión. Me entretengo mucho con videos de lugares turísticos a donde quisiera ir tan pronto disminuya la contingencia y después de haber obtenido la vacuna: Calakmul, Orizaba, Aguascalientes, un tour por la ciudad y también ir a conocer los túneles cercanos, Oaxaca (¡otra vez!), San Sebastián del Oeste, Guadalajara, Progreso...
También me dedico a ver reseñas de autos. Me gusta tanto que ya casi soy un experto en transmisiones, motores, consumos de combustible, características de seguridad, novedades de cada marca de automóviles. Quisiera manejarlos todos, y me imagino recorrer los caminos de México en cada uno de ellos... sueño que cada día manejo un auto diferente y puedo disfrutar sus propias características.
Ocasionalmente veo Netflix. Pero solo ocasionalmente. Hay muy pocas películas que llaman mi atención, pues la mayoría me parecen muy triviales, predecibles, en una palabra: basura. Y con respecto a las series, a diferencia de la mayoría de las personas que conozco, no me gustan. Es más, las odio. Simplemente no concibo estar viendo episodios uno detrás de otro. Cuando he llegado a ver alguna, como The Kominkski Method o Anne with an E veo dos, si acaso tres episodios, apago la TV y me voy a dormir. No quiero saber nada de Game of Thrones, Breaking Bad, Casa de las Flores, Monarca, The Crown... especialmente estas últimas dos, si hay algo de lo que no quiero ni oír es del narco y de la monarquía. Recientemente subieron episodios de un remake de Unsolved Mysteries, aquel exitoso programa de los ochenta... ese sí que me gusta. Actualmente estoy viendo, de vez en cuando, Surviving Death y también Headspace Guide to Meditation.
Pero, sin lugar a dudas, el placer visual más grande lo he encontrado en las viejas películas mexicanas, con esas hermosas escenas en blanco y negro, ya sea en la ciudad o en el campo, esos lindos cielos retratados por Gabriel Figueroa, los autos antiguos, las haciendas, las casas elegantes de ciudad, ¡los trenes!
Cuánto he disfrutado los diálogos y las actuaciones de verdaderos histriones como Dolores del Río, David Silva, Arturo de Córdova, Stella Inda, Pedro Armendáriz, Carlos López Moctezuma y los Soler: Domingo, Fernando y Andrés, entre tantos y tantos reconocidos actores y actrices del cine nacional.
Esta es una lista de las películas que he disfrutado últimamente:
Celos, 1935, dir. Arcady Boytler. Un hombre se vuelve, literalmente, loco de celos; en ella actúa (no dirige) Emilio, el Indio Fernández. Me impresionó la escultura La Fuente de los Cántaros (nunca la había visto), que aún se encuentra en el Parque México de la CDMX.
Una mujer de la calle, 1935, dir. Afredo B. Crevenna. Una prostituta cambia de vida.
La Bestia Negra, 1939, dir. Gabriel Soria. Una simpática niña huye y se refugia en un tren.
Flor Silvestre, 1943, dir. Emilio Fernández. Tiempos de la Revolución, un orgulloso padre no acepta la mujer que ha elegido su hijo para casarse, por ser de una condición económica inferior.
Las Tres Elenas, 1954, dir. Emilio Gómez Muriel. En una soberbia casa palaciega, con hermosos y extensos jardines, una mujer casada, aún joven, se enamora de quien no debe.
Bugambilia, 1945, dir. Emilio Fernández. Nuevamente el padre, ciego de orgullo, no acepta al hombre que ha elegido su hija para casarse, por ser de condición económica inferior, y con ello causa una gran tragedia.
Mala Yerba, 1940, dir. Gabriel Soria. Película campirana, el hacendado aprovecha su poder para acosar y violar a una joven campesina. Una breve aparición del muy joven Pedro Armendáriz, junto con las bellas Stella Inda y Lupita Gallardo.
Rayando el sol, 1946, dir. Roberto Gavaldón. Desde niños, dos hombres se enamoran de la misma mujer, cuya coquetería termina por causar una tragedia.
Como se ve, casi todas las películas que prefiero ver son de los años cuarenta y cincuenta, la llamada época de oro del cine mexicano. No obstante, recientemente vi una joya de película filmada en época más reciente, 1968, para ser exactos. Se llama El escapulario y fue dirigida por Servando González, con la actuación principal de Ofelia Guilmáin.
Filmada en blanco y negro, esta película narra una intrigante historia sobre los poderes sobrenaturales de un escapulario que salva las vidas de varios hombres. Hermosos paisajes de la vida rural en México.
Imagen tomada de YouTube. Poderosa toma que retrata la máquina 254, llenando el aire de humo negro y de vapor; la calle principal del pueblo de Los Reyes, un recio hombre en primer plano, vestido de campesino, una mujer envuelta en un rebozo oscuro en el extremo derecho y otra mujer que por alguna razón desconocida se encuentra sobre el techo de una construcción. En la escena aparece también un grupo de militares apostados para resguardar el tren.
Aquí en Estados Unidos muchísimas personas hacen remodelaciones de su casa durante esta pandemia. Yo hice una renovación de una de las recámaras. (Mejor dicho que contraté a gente para hacer la remodelación... pintura y un nuevo piso.) Pero afortunadamente no había polvo.
ResponderBorrarEn cuanto a Netflix tengo una cuenta de "streaming" y otra cuenta en que me mandan discos de DVD (algo que no está disponible en México). La cuenta de discos tiene una selección grandísima de películas clásicas de EE.UU. Pero estamos de acuerdo. Las series de "streaming" no me han impresionado. Miré todas las temporadas de "La casa de las flores". Al principio era divertido, pero después era tonto. Pero sí me ha gustado muchísimo "The Crown", y ahora estoy mirando un documental que se llama "Crónicas del Taco".
También estoy leyendo mucho más. En este momento leo un clásico de la literatura estadounidense... "East of Eden" de John Steinbeck. Lo recomiendo.
Saludos,
Bill
Creo que es muy común que las series de Neflix al principio sean muy interesantes y divertidas, pero después ya no causen gracia... me parece que la trama principal llega a un fin, pero los productores obligan a los escritores a inventar más historias secundarias (sin sentido) para intentar mantener el interés de los espectadores y alargar las series por cuestiones comerciales. Así me pasó con Grace and Frankie. Terminé odiando la serie. Muchas gracias por la recomendación de "East of Eden"... buena opción para cuando termine Anna Karenina.
BorrarDespués de leer "Anna Karenina" (que es una gran novela, pero bastante difícil), "East of Eden" será, como decimos en inglés,"a piece of cake"!
Borrar¿Has visto la película "Roma" que es de Netflix? A muchas personas no les gustó, pero en mi opinión es una gran obra. La miré con Alejandro en un pequeño "cine de arte" (is that the correct term in Spanish?) situado en la colonia de Roma a unas cuadras de la calle donde filmaron la película.
¡Claro que me gustó Roma! El blanco y negro, la fotografía, los coches antiguos, el tiempo en el que está situada la historia. Y sí, si es correcta la expresión "cine de arte". Por otro lado, me gusta saber que East of Eden será "pan comido"... de verdad que es difícil seguirle el hilo a Anna Karenina, es increíble la minuciosidad con que describe las escenas Tolstoi, pero cansa, al menos a mí.
ResponderBorrarEn mi caso los pasatiempos actuales han sido: leer libros, leer artículos varios en la red, escribir en el blog, jugar play en línea, Netflix, Youtube, y... pues ya, básicamente.
ResponderBorrar¡Hola, Alexander! ¿Qué haríamos sin Internet? Abrazos.
BorrarRecuerdo haber visto El Escapulario cuando era niño, de 10 o 12 años.
ResponderBorrarEstupenda película... me cautivó de principio a fin.
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