viernes, junio 27, 2008

Money makes the world go round


Se dice que el dinero no da la felicidad. Pero cómo es necesario, cómo dependemos del dinero en este mundo. Desde siempre he escuchado quejas de que no alcanza, de que todo está muy caro, etc., pero siempre lo veía muy ajeno a mí. Ahora no. Cuando era niño, al pedirle a mamá unos zapatos, alguna golosina, una mochila para los libros, su respuesta siempre era "no hay dinero". Claro que yo insistía e insistía, y muchas veces me salía con la mía. Antes no entendía, pero ahora comprendo que era una excelente administradora, y si bien nunca hubo dinero para juguetes, golosinas o lujos, la comida nunca nos faltó en nuestra mesa.
Este año, como nunca antes, he estado pasando por pequeñas zonas de turbulencia económica que me han traido ansioso a veces, desesperado otras, resignado las más.
El Peugeot 306 que manejo de pronto empezó a exigir el mantenimiento que le había omitido por negligencia desde hacía muchos meses. Transmisión (la odio, nunca compren un auto con transmisión automática TipTronic), suspensión, afinación mayor, batería, radiador... cada vez que algo se descomponía me daban ganas de llorar, apenas reparaba una cosa cuando fallaba otra. El colmo fue que de un día para otro dejó de funcionar el motor del limpiaparabrisas. Además de que es muy caro, es sumamente difícil de conseguir, así es que agradezco vivir en Monterrey y que no haya llovido recientemente.
Pero gracias a Dios tengo a mi Christian, talentoso como todos mis sobrinos, quien se ha convertido en mi mecánico de cabecera. El se ha encargado de las reparaciones y de buscar los mejores precios. Me consiguió un radiador usado, porque nueva salía en un ojo de la cara; aún así no pude pagarlo pero salió al quite mi querida Lola y ella puso el dinero para la reparación. Esa es una de mis deudas que más me urge pagar, aunque ella me diga que no me preocupe.
Tengo un empleo que agradezco mucho, porque llegó enviado por Dios justo cuando lo necesitaba desesperadamente. Sin embargo, veo que no hay posibilidades de aumento a corto plazo y como que ya va siendo hora de ir buscando algo donde paguen más.
Las clases de inglés que doy martes y jueves representan un ingreso extra que se ha vuelto indispensable. ¡Y yo que me resistía a dar clases! Me insistió mucho un compañero de trabajo para que les enseñara inglés a sus retoños de 18, 14 y 12 años. Acepté más que nada por comprimiso, pero ahora se ha vuelto una agradable y muy redituable ocupación. El libro de texto ya casi lo terminamos... cuando me di cuenta imaginé que el curso terminaba y me quedaba sin ese ingreso... ni pensarlo. Lo bueno es que todavía faltan unos meses para dejar a los alumnos bien preparados y hablando inglés.
De las traducciones, ni hablar. Desde finales del año pasado no había tenido ni un solo proyecto. Ni una llamada, a pesar de mi anuncio en la Sección Amarilla, pequeñísimo pero carísimo. Apenas en esta semana se reactivó el asunto. El martes se comunicó conmigo Alexandra, mi colega de Guadalajara, para avisarme que posiblemente aprueben un proyecto en estos días y quiere pasarme ese trabajo a mí. Ese mismo día Héctor mi sobrino me envía un documento para traducir, y al día siguiente otro. Ayer, un contacto de Nueva York me pasó un documento para editar, urgente. Así que esos días he estado otra vez dándole al teclado y poniendo a mi cerebro a hacer gimnasia brincando del inglés al español y viceversa. Me encanta traducir. Es mi pasión. Desafortunadamente, es un trabajo inconstante; de repente hay mucho trabajo, de repente nada.
Lo bueno de todo esto es que habrá un ingreso extra, que será muy bienvenido. Mi seguro de gastos médicos mayores está a punto de vencer, y no he dejado de pensar. Si lo renuevo, estaré con la deuda varios meses. Si no lo renuevo, me sentiré desprotegido y lamentaré perder la antigüedad de varios años. Y aunque intento siempre pensar en positivo, no puedo dejar de pensar en que justo cuando dejas de pagar tu seguro del auto o tu seguro de gastos médicos, cuas, te cae el chahuixtle.
Hace falta dinero para pagar ese seguro y el seguro del auto, mi comida y la de mis perros, el pago de servicios, mis clases de canto, las placas del carro (ahora resulta que nuestros flamantes policías regiomontanos van a perseguir como delincuentes a aquellos que no hayamos podido pagar las placas), consultas médicas, las sesiones con Bugs Bunny, diversiones (all work and no play makes Jack a dull boy)... ufff, mejor no le sigo porque me agobio más. Verdaderamente, confieso que he llegado a pensar algunas veces que el panorama es desolador y es difícil seguir adelante. A veces quisiera escapar, desaparecer, no existir. Pero sé que la vida es bella, me gusta vivir, me gusta mi familia, mis amigos, las sorpresas que cada día nos trae, y eso me hace esforzarme de nuevo. Sé que las cosas serán mejores, sé que con la ayuda de Dios a través de personas maravillosas, llegará ese nuevo empleo.
Estoy confiado en ti, Señor, sé que proveerás, sé que tú quieres la abundancia para todos tus hijos. Sé que me enviarás trabajo, mucho trabajo, para que yo tenga riqueza y la pueda compartir con los demás, especialmente con quienes tienen más necesidades que yo. Amén.

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