martes, julio 29, 2008

La boda más esperada: Diana y Marco


Sábado 26 de julio: llegó el día tan esperado: la boda civil de Diana y Marco, los novios eternos. La novia lucía radiante y muy feliz, con el estómago abultado revelando un motivo más de alegría para los novios.
Todos los invitados lucían muy contentos, ahí vi nuevamente a José Juan, Lupita, Sandra, Toño, los hermanos de Diana, Samuel, Gris y Onofre, tía Emilia y don Samuel, los papás; Ninfa, Orfa, Licha, Norma, Artemisa, Julio, Bere, Pedro.. varios niños pequeños también.
A mi lado estaba Isela, muy guapa con su vestido de muchos colores. Ella protagonizó el momento cómico de la boda, porque se cayó con todo y silla en un momento en que nos iban a tomar una foto.... nunca paró de reír, y yo entre desconcertado y divertido tampoco podía levantarla del piso.
También estuvo presente Claudia Díaz, “la nieta de don Porfirio”, con quien estuve bromeando todo el tiempo; es tan alegre y bromista que quienes no la conocen bien jamás imaginarían los problemas tan fuertes que trae a causa de los extravíos y escapatorias de Raúl su esposo. Alex mi hermano y Magda compartieron la mesa con nosotros, al igual que Lizet y Ciro.
La recepción fue en la elegante área al aire libre de El Capitolio, rodeada de bellos jardines. La música corrió a cargo de un dueto de violinista y organista, luego de un saxofonista y más adelante por un grupo musical comandado por “el doble de Luis Miguel”, quien después de cantar unas románticas baladas puso a bailar a la gente al ritmo de la cumbiamba.
A insistencia de Claudia, al terminar la boda nos fuimos a los tacos de El Primo Alex, Magda, Isela, Claudia y yo; no pude evitar aderezar los míos con la picosísima salsa anaranjada... aunque sólo un poquitito por temor a sufrir una noche de gastritis o “dragón”. Regreso a casa como a las 230 am, muy cansado. Bimbo me esperaba en el sillón y me lo llevé a la cama con todo y su canasta.
Al amanecer tenía todas las ganas de quedarme en cama hasta muy tarde, pero el llamado de la naturaleza fue muy fuerte y que me levanto encarrerado al baño. Esa fue la primera de unas nueve visitas... como en la boda de Rosario y Pedro en “Como Agua para Chocolate”, algo hubo en la cena o en el pastel que al igual que yo varias personas pasaron la madrugada visitando el baño con mucha frecuencia. Por esta y muchas razones, todos nosotros recordaremos la feliz y esperada boda de Diana y Marco.

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