miércoles, septiembre 10, 2008

Mis Queridos Hermanos


Mis hermanos son personas muy importantes en mi vida. Todos y cada uno de ellos me han aportado enseñanzas, apoyo, amor incondicional. Tenemos la fortuna de ser una familia muy unida, cuyo pilar es mi madre, y en la que todos nos queremos mucho y nos apoyamos siempre. Como en toda familia, a veces hay desacuerdos o discusiones, pero al final siempre reina la paz y el amor.
Carmen es la mayor, lectora voraz, en algunas etapas de mi infancia fue mi segunda mamá. Cuando yo tenía 12 años se fue junto con mi sobrina Mireya a su propia casa, en una colonia alejada. Yo estaba tan apegado a ellas que me fui con ellas y viví en su casa todo un año.
Lupe es la ternura y la bondad en persona, tiene una gran nobleza y un gran corazón. Ella y su esposo me llevaron por primera vez a un viaje a la Ciudad de México cuando yo era un chamaco. Siempre hemos estado muy cerca, inclusive somos vecinos.
Juan es un hombre trabajador, de gustos muy sencillos, noble a más no poder y siempre ayudando a quien lo necesita. Alegre y sin complicaciones. Cuando era niño me paseaba en su moto y creo que trató de enseñarme a jugar futbol, pero yo estaba negado para los deportes.
Felipe es todo un tipazo, me gana por 12 años pero ya quisiera tener su vitalidad, su amor por el ejercicio, su cuerpo de atleta. Es un hombre sensible, noble, sensato y muy platicador. De él he aprendido a expresar mi amor, de frente y sin pena.
Cristina es juvenil, moderna, siempre de buen humor. Es un placer conversar con ella, compartir puntos de vista, lecturas. Me pregunto si alguna vez se enoja, porque nunca lo demuestra.
Lola es amorosa, gentil, sencilla. Con ella también paso horas platicando, se nos va el tiempo sin sentir. Tenemos un vínculo especial, porque cuando yo era adolescente pasaba todas mis vacaciones en su casa, ya que ella estuvo viviendo varios años en el DeFectuoso.
Tras la muerte de mi padre, mi hermano Alex estuvo viviendo con mi abuelito en Villanueva, Zacatecas durante unos cinco años. Cuando regresó lo veía yo casi como un extraño, luego vinieron las peleas de adolescentes, etc. Pero ya de jóvenes adultos nos hicimos más compañeros y estrechamos lazos. Le admiro mucho la dedicación que tiene hacia sus niñas.
Esperanza ha sido una compañera muy cercana, con la que he compartido muchas sabrosas pláticas. Fuimos cómplices cuando éramos unos traviesos jovencitos aprendiendo a fumar. Aliados cuando muchos años después dejamos de echar humo. Siempre ha sido valiente, defensiva, práctica. No se rinde ante las adversidades.
Mónica es la coyota, mi hermanita pequeña, compañera inseparable de juegos y aventuras desde nuestros años más tiernos. Siempre fue la consentida de mamá, y la que ha estado más cerca de ella a través de los años. Fue una niña hermosa y ahora es una señora hermosa y una madre dedicada a sus hijos, por quienes sacrificó su prometedora carrera de ingeniera.

A todos ellos los amo con todo mi corazón, y recientemente les pedí que utilicen este espacio para contarme alguna anécdota o vivencia que tenga un significado especial en sus vidas. ¡Se va a poner bueno!

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