lunes, septiembre 08, 2008

¿Tengo Orgullo de Ser del Norte?


Será la edad, será el sereno... pero mientras más pasa el tiempo esta ciudad de Monterrey y su gente me parecen tan extraños, tan distintos, que a veces ya ni me siento regiomontano; a veces incluso no quisiera ni decir que soy del Norte, del mero San Luisito...
Cuando he viajado a otras partes de mi país, no hay quien no haya oído hablar de Monterrey. Gracias a la televisión los compatriotas conocen nuestro Parque Fundidora, el Paseo Santa Lucía, la Macroplaza. Saben que Cintermex es un centro de exposiciones que atrae visitantes de todo el mundo, conocen nuestra comida y nuestra música.
Antes, al estar de vacaciones en otra ciudad y ver que en la televisión salía una noticia de Monterrey, me sentía muy orgulloso. Desafortunadamente, los acontecimientos que últimamente ocurren a diario en esta metrópoli y que ganan espacio en la televisión nacional y a veces internacional son para dar vergüenza.
Una altísima cifra de accidentes automovilísticos que evidencian lo que somos en general: o unos cafres sin cultura vial o unos alcohólicos inconscientes.
Para muestra vean en YouTube los videos recientes de dos finísimas damas regiomontanas que hicieron el ridículo de sus vidas al ser detenidas en operativos anti-alcohol: la fresa Dulce Sarahí y la ágil marometera Yadira.
¿Cómo nos ven desde fuera? Creo que como una ciudad donde reinan las ejecuciones, las balaceras, los pandilleros, la violencia familiar, la delincuencia sin control, los policías ineptos. Donde los niños son ridículos y malcriados, tanto que se ponen pegamento en la mano y quedan pegados a la cama para no ir a la escuela.
Nos ven como padres y sobre todo madres de familia vanidosas, que organizan fiestas de cumpleaños para sus hijos cada vez más ridículas y excesivas, en las cuales no importa tanto la diversión del infante, sino más bien que la fiesta sea más espectacular y más cara que la de la comadre o la vecina.
Ya nos conocen por nuestras pláticas superficiales e insulsas, por nuestra doble moral, por nuestro egocentrismo de ser "los primeros", por el capricho ridículo de nuestros gobernantes de tener un puente atirantado que cruza un desierto en vez de un caudaloso río, por la terquedad del Gobernador de ser la sede de un Fórum de las Culturas carísimo que pasó sin pena ni gloria para la comunidad internacional.
Nos ven como seres incultos que no sabemos apreciar la buena lectura, el cine de arte o la gastronomía, pero eso sí, que vivimos obsesionados con la ropa "fashion", las liposucciones, las cirugías, las depilaciones, el bótox. Cuántas personas hay que llegan a extremos inimaginables por presumir "el estatus", como morirse de hambre y no tener ni donde vivir, todo por poseer y manejar un BMW. Sin seguro, con placas vencidas y requiriendo mantenimiento, pero un BMW. Qué vergüenza.

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