viernes, noviembre 23, 2012

Quisiera Escribir Algo Alegre...

... pero de momento no puedo, ya que mi estado de ánimo no es el óptimo en estos momentos. Soy una de esas personas que odia que termine el horario de verano, pues al salir de mi trabajo a las 630pm empiezo a sentir una angustia que no puedo describir muy bien; lo único que deseo es cerrar los ojos y ya estar en mi casa, pero esto no es posible, así que hago un gran esfuerzo para tranquilizarme y manejar hacia allá. Los martes y jueves de 7 a 9 de la noche he estado acudiendo a un taller para abandonar el tabaquismo (hace años lo había dejado pero reincidí)... de verdad es muy fuerte mi motivación, porque con esta angustia que menciono no me dan ganas de hacer absolutamente nada más que refugiarme en mi casa. Afortunadamente he descubierto algunas maneras de hacer frente a esta angustia. Una de ellas es disfrutar la compañía de los demás y realizar alguna actividad: por ejemplo, en este taller converso con mis compañeros, y además de las pláticas que ofrece el facilitador y algunos médicos, nos ponen a hacer ejercicio en la caminadora, escuchando música agradable. Algo que también me hace olvidar la angustia y mejora mi estado de ánimo es platicar por teléfono con el Principito. Generalmente no me gusta mucho hablar por teléfono, pero con él es muy diferente, los minutos pasan volando y los temas de conversación no se acaban... lo bueno es que ambos lo disfrutamos enormemente, los dos hemos sufrido de soledad y ahora que nos conocemos la compañía que nos damos tiene un enorme valor. Recientemente iba manejando a casa después de salir del trabajo cuando decidí llamarle. Pensé que iba a ser una llamada breve, pero para mi sorpresa y placer él no quería que colgara y la llamada continuó hasta que llegué a mi casa, agradecido y feliz porque gracias a esa conversación me olvidé por completo de la angustia que sentía. La semana pasada me tocó sufrir en carne propia la inseguridad que padecemos en esta ciudad. No entraré en detalles, sólo diré que al entrar a mi carro después de haber visitado un tianguis cercano a mi casa, fuimos abordados por dos jovenzuelos delincuentes que nos amenazaron con una pistola para asaltarnos. Fue un episodio muy perturbador para mí, pero afortunadamente salimos sanos y salvos. Los primeros días no quería salir de mi casa. He estado tratando de sobreponerme a un sentimiento de impotencia, de coraje, de indefensión y de fastidio total. Toda clase de pensamientos pesimistas han estado acudiendo a mi cabeza, incluso hasta el deseo de no querer vivir más. Pero dentro de mi subsiste este deseo de vivir... de seguir caminando, de contar mis bendiciones y hacer todo lo que pueda para olvidarme de las adversidades que voy venciendo. Tengo la fortuna de contar con la compañía y comprensión del Principito, de mi analista, de mi familia, de mi amigo Héctor, de mi perrito Chucho. No he contado este incidente a nadie. No quiero perturbarlos. Lo que quiero es olvidarlo y seguir adelante. He tenido la fortuna de que el Principito se quede a dormir en mi casa varias noches. Disfrutamos nuestra mutua compañía, platicamos todo el tiempo, preparamos de cenar, hace su tarea, dormimos, jugamos... pero no siempre es posible, como hoy. Me acostumbro a su compañía. Qué más quisiera yo que se quedara todo el tiempo aquí, pero sé perfectamente que esa es una decisión que hay que meditar muy bien, de modo que hay que ser pacientes y no apresurar las cosas, que todo salga natural. Sé perfectamente que esta enorme y eterna sensación de soledad, me puede hacer tomar decisiones apresuradas que después lamentaría, así que trato de ocuparme en otras cosas, hay mucho que hacer, y sé que cuando me ponga a hacer todo eso que está pendiente (leer, hacer ejercicio, seguir estudiando chino en forma auto-didacta, etc.) la sensación de soledad ya no será tan fuerte. Hoy es mi tercer día sin fumar. Sorprendentemente, no he tenido demasiada ansiedad ni una urgencia desmedida por fumar, de pronto me entran ganas pero puedo resistir pensando o haciendo otra cosa. En general me siento satisfecho, pues es algo que deseaba hacer desde hace mucho tiempo. Pero no podía. Fui esclavo del hábito de fumar durante mucho tiempo. Estos últimos años odiaba darme cuenta de cómo me dominaba, pues para todo parecía "necesitarlo": para darme ánimos, para iniciar una conversación importante, para pasar de una actividad a otra, para concentrarme, para "calmar mis nervios", para pensar... ciertamente es difícil dejar este hábito pero ya no lo disfrutaba en absoluto, pensando en todo el daño que hacía a mi organismo. Me está costando trabajo decirle adiós, pero, una vez más, seré fuerte.

6 comentarios:

  1. dale tiempo al tiempo y todo saldra bien

    ResponderBorrar
  2. Cariño

    CALMA

    Yo creo que te estas haciendo unas puñetas mentales tremendas, casi nos dominas a mi y a Pancho que también tiene nivel jujujuju.

    Antes que nada Tinísimo, a todos nos pasan cosas, buenas, malas regules, pero no por ello vamos a detener nuestras vidas.

    A mi sabes lo que me pasa, que me he vuelto un doño, ya no quiero salir y me da una flojera estar fuera de mi cama.

    No sé, siento como que tuviese un bajón de energía, además pues ya no me late salir a buscar nada, me la paso genial con el novio y prefiero nuestra vida fuera de bares y discos y joterencias, quizá solo mis escapadas al sauna me sacan de la rutina.

    Ánimo. y recuerda tus enseñalzas budistas que tanto bien a mi me hicieron.

    Tqm.

    ResponderBorrar
  3. Sigue adelante, es una prueba más al tener que demostrar la fortaleza que tienes escondida.


    Cuídate.

    ResponderBorrar

Share Your Thoughts