Ayer que escuchaba a Mitzuko hablar sobre sus sueños, caí en
la cuenta de que sabrá Dios cuando perdí la costumbre de tener una libretita en
mi buró, lista para anotar mis sueños. Durante el tiempo que la tuve, todos los
días pude recabar un material precioso que compartía con mi analista. Pero un
buen día dejé de tener la libreta sobre el buró, y así parece como que nunca
sueño, pero sí sueño.
Así que anoche coloqué libreta y pluma sobre el buró y me
dormí. Y esto fue lo que soñé:
Había estado de visita en casa de mi mamá. Mi hermano
Alejandro y yo ya íbamos de salida, y a él se le ocurrió revisar si había
correspondencia en el buzón. Metió la mano y sacó un billete, creo que de $100.00.
Luego un sobre que venía de tierras lejanas, y contenía certificados de defunción
de una persona y un par de trajes, uno de ellos de color café.
Era algo así como una invitación para acudir a la entrega de
una herencia, pero de pronto se me ocurrió que podría ser una trampa, así que
le dije a mi hermana Mónica que suspendiéramos todo, porque el sobre contenía
unos polvos que nos asfixiarían. Salimos al patio, bebimos agua de unos vasitos
pequeños, ventilamos todo y nos salvamos de milagro; yo veía que a algunas
personas sí les había afectado el veneno y hacías unas muecas espantosas.
Veo a mi mamá muy abstraída, caminando lentamente de un lado
a otro de la pieza. Me distraigo un momento y de pronto me doy cuenta de que cruzó
la calle y ahora se encuentra afuera de la casa de enfrente, viendo fijamente
hacia la nuestra. Me aterra pensar cómo pudo atravesar la calle, caminando tan
despacio. Pienso en ir a por ella, pero no quiero incomodarla.
En pleno centro de la calle hay un árbol, parece un sauce
llorón, y algunas de sus ramas cuelgan hasta el suelo. Ahora veo que mi mamá se
esfuerza por jalar algunas de ellas, como si quisiera cortarlas, así que ahora
sí me acerco y la tomo de las manos para que regresemos a la casa. Sus manos
son tan suaves. Caminamos bajo la llovizna y el frío.
Ella trae sobre los hombros algo así como un chal o un
sarape, pero lo llama abrigo. Me dice que lo tome, porque me quiere mucho, está
preocupada por mí y no quiere que pase frío. Yo le digo que estoy bien y que no
voy a tener frío, que no se preocupe. Y seguimos caminando, mis manos sintiendo
las suyas, tan suaves, tan cálidas.
Que bonita historia, además ciertamente refleja tus propias preocupaciones y las de tu madre, una conexión profunda e inconsiente.
ResponderBorrarEn mi caso mi mama esta muy rara, esta conmigo intocable, en casa los sexos están cambiados.
Yo interpretaría tu sueño así: Cuídate de las enfermedades respiratorias, amigo. Al parecer, eres muy susceptible a enfermarte en el tiempo de lluvias cuando hace frío y, o también, padeces sinusitis crónica o algo parecido que te dificulta respirar cuando duermes y sería muy peligroso, por ejemplo, si pescas un resfriado.
ResponderBorrar¿No?
Me encantan sus interpretaciones... ambas, muy precisas.
ResponderBorrarNunca he sabido lo que significan los sueños porque no creo que realmente signifiquen algo específico. Yo llevo más de 20 años escribiéndolos y en efecto, empecé con mi libretita bajo la almohada, pero de un tiempo a esta parte la he abandonado, así que escribo cuando me acuerdo y cuando no no.
ResponderBorrarLo curioso es que me acostumbrado tanto a recordar mis sueños con lujo de detalles, que cuando sólo se me vienen a la mente fragmentos me siento incómodo durante el día.
Sigo teniendo la libreta sobre mi buró, pero lamentablemente ya no he puesto atención a escribir mis sueños, era algo que disfrutaba mucho. Entiendo esa incomodidad cuando uno no puede recordar todos los detalles del sueño, más que incomodidad, puede ser un tormento, saludos.
Borrar