Para empezar, hoy amanecí muy contento e impaciente, pues me entregarían el carro que compré el fin de semana pasado. Es un auto de color rojo, como lo deseaba desde hace muchos años; no sé muy bien por qué me privé de este placer tan merecido, pero lo bueno es que por fin me lo regalé.
Así que llamé a la agencia de autos, y me dijeron que el vendedor no había ido a trabajar, pues su papá había fallecido.
Me quedé de piedra, pero, lo más asertivamente posible, le dije a la señorita que me atendió que lo lamentaba mucho, pero que yo ya había pagado mi carro y quería saber si ya podía pasar por él. Quizá ella confundió asertividad con rudeza y/o valemadrismo, porque se mostró muy ofendida y me dijo que el vendedor no había planeado que su papa muriera, que no lo hizo por molestarme, etc. etc. Afortunadamente logré apaciguarla y hacerle ver mi punto de vista, y fui tan efectivo que cambió su tono e hizo todo lo posible para que unas horas después fuera yo a recoger mi carro, hasta me tomó fotos la mujer.
Salí de ahí apresurado a poner combustible, pues es sabido que las agencias de autos los entregan con una cantidad ínfima de carburante. Y enseguida fui a ver a mi mamá. Me dio mucho gusto que salió a la puerta a recibirme y a ver el carro, me puse muy contento porque hacía mucho tiempo que no hacía eso. Me preguntó que si era mi nuevo carro, y me dijo que le gustó mucho el color, yo le dije que pronto la iba a llevar a pasear. Extrañaba tanto ver sonreír a mi mamacita querida... su sonrisa me dio mucha felicidad y casi me hizo llorar de alegría.
Regresé a la oficina, pero apenas mandé un par de correos; estaba tan emocionado que no podía concentrarme en nada, además, ya faltaba muy poco para la hora de la salida.
Camino a casa pasé por un AutoZone para comprar algunos accesorios, lo más urgente era un foco delantero y unos buenos tapetes. Gracias a Dios por mi nuevo carro, aunque no es nuevo en realidad, pero está muy bonito, lo había deseado desde hace mucho tiempo, pero por una u otra razón no me atrevía a hacer todo lo posible por atreverme a tenerlo, mereciéndolo. Pero ya me atreví.
Más tarde me avisó Rodolfo que saldría temprano de la escuela (la cual está lejísimos de la casa), así que pensé que por ser un día especial sería bueno ir por él, cuando menos interceptarlo a medio camino. Me llevé a Chucho en el asiento trasero y fuimos por él; como supuse, le dio mucho gusto.
Casi llegábamos a casa cuando recibí una llamada. Era mi amigo Jesús, a quien hace muchos, muchos años no veo. Me dio mucho gusto, me trajo muy buenos recuerdos... pues nos conocimos cuando éramos unos mocosos, hace unos 30 años apenas. Quedamos en seguir en contacto y comer juntos próximamente.
Había pensado comprar un par de cervezas para celebrar el nuevo coche... pero se me olvidó por la emoción de la llamada. Pero qué bueno, eso me permitió seguir estrictamente la dieta prescrita por mi nutrióloga y que por fin, después de tantos años de panzoncito, me está dejando ver muy Tab. Así que adiós cerveza y bienvenida Coca Cola Zero. Quizá por inercia, pasó por mi mente fumar un cigarro... pero no, hace seis meses que dejé ese vicio y no quiero recaer.
Hace rato revisaba el Facebook, y me sorprendió encontrar un mensaje de Aurelio, otro viejo amigo de esa misma época. Él se fue hace muchos años a California. Me cuenta que su hermana fue operada hace poco más de un mes por un mal cirujano, y que, después de haber estado hospitalizada con un cuadro muy crítico de salud, en estos momentos está muy grave y es poco probable que sobreviva. Desea saber si yo puedo orientar a su familia para que denuncien la negligencia médica.
Decir que me quedé consternado es decir muy poco. Conozco a su hermana, aunque hace muchos años que no la veo, y lamento profundamente que haya tenido que pasar por todo eso. Yo espero que pueda sobrevivir, es de esas personas que han sido buenas toda su vida, que no han hecho mal a nadie.
Decididamente, fue mucho para un solo día. Me bañaré e intentaré dormir.
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invitame a dar una vuelta.
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