sábado, julio 27, 2013

Plácido Sueño

Me acordé de él porque se me apareció en mi sueño. Soñé que tenía que hacer un viaje a Laredo, pero como no quería llevarme mi carro, por la noche fui a la casa de mi cuñado y, sin que se diera cuenta, me traje el de él y lo estacioné afuera de mi casa.
Al otro día, muy temprano, ya estaba todo listo para partir. Rodolfo, impaciente por iniciar el viaje, y mi hermano Felipe, muy feliz, sin parar de dar vueltas y hablar acerca de todo lo que compraríamos en "el otro lado". No se daba cuenta de nada, de que ese carro gris no era mío. Y yo, muy apenas lo escuchaba, sintiendo una gran culpabilidad por haber robado el vehículo de mi cuñado. ¿Cómo me atreví a hacer eso? ¿Cómo se lo iba a devolver?
Me moría de vergüenza de sólo pensar en devolverlo, hablar con él, ofrecerle alguna explicación. Si no lo devolvía, lo más probable es que lo reportaran como robado y me detuviera la policía en el camino. La vergüenza sería aún mayor. ¿Y si lo dejara por ahí cerca, sin avisarle, sin decirle nada? ¿Y si le llamaba a una de mis sobrinas para pedirle que ella le explicara y le ofreciera una disculpa por mí? Qué desesperante sueño. Lo bueno es que desperté.

Y es que este cuñado mío dejó de hablarme. Desde que lo conozco, él ha dejado de hablar a sus hermanos, a mis hermanos, a sus hijos, a sus vecinos, etc. Les deja de hablar durante meses, años, luego les vuelve a hablar. Por las razones más ridículas y absurdas. A una de mis hermanas le ha retirado y otorgado la palabra intermitentemente, también a mi hermana menor en un tiempo no le hablaba, ahora me parece que sí le habla. En las reuniones familiares, es común que se acerque a un círculo determinado y salude a una persona e ignore a la que está enseguida, pero no a la siguiente; patético. Con mucho asombro e incredulidad llegué a ver cómo saludaba a otro de mis cuñados, pero no a su esposa (mi hermana), quien se encontraba junto con él.
Pero así es él. Yo pienso que este tipo de actitudes se pueden esperar de personas muy jóvenes e inmaduras, pero no de personas adultas. Sin embargo, conforme maduro yo mismo me doy cuenta de que hay ciertas personas que, por más viejas que sean, persisten en sus actitudes inmaduras y no se dan la oportunidad de evolucionar.
Yo era uno de los pocos a los que no les había dejado de hablar. Era. Pero sucede que hace poco más de año, su hijo, mi sobrino, supuestamente se puso a ventilar ciertas cuestiones sobre mi vida privada e íntima con mis compañeros de trabajo, haciendo mofa de mis preferencias sexuales. Esto me lo dijo uno de los compañeros de trabajo, así que decidí encararlo directamente, asertivamente, cuestionando si era verdad lo que decían. Él se puso muy asustado y lo negó. No le creí.
Luego supe que desquitó su coraje acusándome con mi hermana, de haberlo calumniado, ofendido, etc. Y también supe que a los compañeros de trabajo les dijo que eran unos "chismosos"; es decir, ¿habló de mí o no? En fin, se armó un pequeño escándalo. Pero nadie se atrevió a reclamarme nada, quizá porque no hice nada incorrecto. Y me dejó de hablar. Y su papá también. Hijo de tigre, pintito.
Y esta situación es un poco incómoda en las reuniones familiares, pero bueno, ¿qué se le va a hacer? Yo que más quisiera que tener una buena relación con todos los miembros de mi familia, pero a veces esto no es posible.

1 comentario:

  1. Ese tema de los hablares y desahblares es muy curioso... En mi familia es muy comun, mis tías y en mi casa mi Siss así es, pero, los motivos para dejar de hablar se reducen a uno, la incapacidad para pedir perdón o para hablar de lo que te molesta, a todos nos pasa, pero creo que como mi amigo Moitz dice, hasta para salir de vida de la gente hay que tener clase.

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