viernes, noviembre 01, 2013

México: Entre la Ingobernabilidad, la Violencia y los Impuestos



Hace un par de semanas leí en un diario que observadores internacionales están sorprendidos de que no se haya producido un estallido social en México, con tantos problemas que hemos tenido que soportar los mexicanos: una crisis de inseguridad que parece no tener fin, delitos de alto y bajo impacto que quedan impunes, aumentos mensuales al precio de la gasolina, conflictos de los maestros sin resolver, entre otros, además de las pesadas cargas fiscales que supone la reforma hacendaria planteada por el presidente y ya aprobada el último día de octubre.
Sobre esto último no sé mucho, pero todos los días aparecen en el periódico noticias de empresarios que opinan que tendrán que cerrar sus negocios, especialmente maquiladoras, y consecuentemente dejar sin empleo a muchas personas, porque al aprobarse dicha reforma los altos impuestos que tendrían que pagar harían totalmente incosteable e imposible la operación de su negocio.
Y todo esto, la gran mayoría de los mexicanos lo soportamos sin protestar. ¿Somos estoicos o somos estúpidos?
José Ángel Méndez, profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima, advierte que ante la situación de violencia, existe el riesgo de un estallido social, además de paramilitarismo, y, en un caso muy extremo, una guerra civil. Quienes viajan a lo largo y ancho del País, como el escritor, orador y columnista editorial Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, atestiguan que los mexicanos están “exasperados” con el alza a los impuestos que afectan a ricos y pobres por igual.
En Torreón se han unido los restaurantes para cerrar sus puertas ante la falta de seguridad. No es noticia que empresarios laguneros han tenido que abandonar su terruño desde hace años, para salvaguardar su vida. Mucha gente de Monterrey ha dejado de viajar a Laredo o McAllen, Texas por carretera, por temor a ser asaltados o secuestrados a su paso por Nuevo Laredo, Matamoros y otras ciudades de Tamaulipas.
Y apenas la semana pasada, Michoacán se convirtió en una zona de desastre, pero no por los embates de algún huracán o terremoto, sino por la ola de ataques por parte de hombres armados que incendiaron gasolineras y más de una decena de subestaciones de la Comisión Federal de Electricidad, además de otros actos de sabotaje.
El Gobierno Federal envió tropas del Ejército para resguardar la zona, pero el clima de violencia no para. La población se siente amenazada e insegura, y esto ha afectado la asistencia a las escuelas. Se habla de una guerra entre cárteles, pero hasta ahora nadie se atribuye la autoría de los hechos anteriormente mencionados. Lindo Michoacán, estado tan hermoso, ojala vuelva pronto a ti la paz.
 

Iba a poner una linda imagen de la bandera de México, pero hoy solamente está la pura asta, en lo alto del Cerro del Obispado. Apenas antier ondeaba en todo su esplendor... 

1 comentario:

  1. Cariño, pues yo como trabajo dentro del gob tengo una perspectiva diferente.

    Sin duda estamos de la chingada, pero, creo que lo peor ya ha pasado, peor que con don Calderas no creo que estemos.

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