martes, marzo 08, 2016

El Virus

Y siguiendo el consejo del autor del libro aquel, escribiré a diario. O al menos, lo intentaré lo más que pueda. En estas semanas de ausencia (y desde antes de mi cambio de casa) han pasado muchas cosas, algunas muy fuertes, y ahora que ha pasado un poco el tiempo ya no es tan doloroso recordarlas, y escribir sobre ellas me hace verlas desde una mejor perspectiva.
Hace unos meses mi amigo Lalo me comentó acerca de ciertos problemas médicos por lo que estaba pasando, que inmediatamente relacioné con información que he aprendido en una organización dedicada prevenir la incidencia de VIH-SIDA y brindar apoyo integral a personas que viven con el VIH-SIDA, en la cual participo como voluntario y traductor.
De modo que, tratando de no preocuparlo y de no preocuparme, le recomendé que acudiera a esta misma asociación a que le hicieran una prueba rápida. Hicimos la cita y lo acompañé. Cuando salió del cubículo, su cara me lo dijo todo. No supe qué decirle. En estos casos, aplica un protocolo llamado "contención", en el que un miembro de la organización habla con la persona, le brinda apoyo y procura tranquilizarlo.
Me acerqué a él, pero se me adelantó a la salida y me dijo que quería estar solo un tiempo, pero que platicáramos más tarde. ¿Estarás bien?, le pregunté. Me dijo que sí. Y creí en él, pues lo conozco desde hace muchos años. Más tarde fui a su casa y conversamos hasta que se hizo de madrugada... él estuvo muy tranquilo, tomó la noticia con madurez y reconoció que era consciente de que había realizado prácticas de riesgo en muchas ocasiones. Hasta que el resultado fue "positivo". He estado apoyándolo, compartiendo con él toda la información que he adquirido como miembro del grupo. Y él ha resultado una persona muy consciente, que se apega a su tratamiento y ha empezado a hacer algunos cambios en su estilo de vida con el fin de disminuir la carga que trae esta enfermedad.

Meses más tarde, mi amigo Pancho me habló por teléfono para decirme que iba a ir a hacerse una prueba rápida también. Según me dijo, se la hacía cada seis meses, como recomiendan los organismos de prevención, pero la última que se había hecho fue el año pasado, y desde entonces lo había ido posponiendo. "Pues qué bueno que te decidiste a hacerte la prueba de nuevo, sé que todo va a salir bien; hablamos después", y colgué el teléfono porque estaba ocupado en la oficina.
Un rato después me volvió a llamar, para decirme que el resultado había sido positivo. No quería creerlo; de Lalo no me sorprendió demasiado, pues conozco su estilo de vida liberal. Pero de Pancho, no, nunca lo hubiera podido pensar. Escuché el miedo en su voz, así que me salí de la oficina y pasé por él para invitarlo a tomar un café.
Obviamente, le ofrecí todo mi apoyo y comprensión, traté lo más que pude de hacer más llevadera la noticia, le hablé de los últimos avances médicos, de los tratamientos, de que ya era considerada una enfermedad crónica, como la diabetes, etc.... pero el hecho es que hay mucha carga de dolor detrás de la noticia, y simplemente lo abracé largamente y le dije que le ayudaría a que todo saliera bien.
Como a estas alturas ya conozco todos los trámites y procedimientos, he estado con él, acompañándolo en el camino. A diferencia de Lalo, Pancho nunca ha sido de constitución fuerte, de modo que le dieron todos los posibles efectos de la enfermedad: cansancio extremo, dolores musculares y de las articulaciones, cefaleas, mareos, vómitos. Y no se diga cuando empezó su tratamiento. Me asustaba ver sus ojos hundidos y su cara pálida, si caminaba unas cuantas cuadras después tenía que acostarse porque sentía como si hubiera corrido un maratón.
Tenía un trabajo muy pesado que lo obligaba a desvelarse demasiado, un factor que es muy perjudicial en personas que viven con el VIH, así que le aconsejé que lo dejara y buscara un empleo que no fuera tan demandante. Afortunadamente pudo hacerlo, y ahora que ha descansado más su aspecto ha mejorado muchísimo.

Noticias fuertes, inesperadas. Para ellos, para mí. Ambos sabían sobre mi participación en la organización, siempre que pude les compartí información... inclusive tenemos un amigo en común, diagnosticado desde el 2009 y que se encuentra en muy buen estado de salud gracias a que lleva un excelente apego a su tratamiento y a que su dieta y estilo de vida son lo más saludable posible. Pensé que ellos no. Pero sí. Y no me queda más que darles todo mi apoyo, mi cariño y mi guía para que sigamos riendo y bromeando y compartiendo instantes de vida de aquí hasta muchos años más.

4 comentarios:

  1. Ufff... que fuerte.
    Pues a apoyarlos mucho, y hay que recordar que no es una sentencia de muerte.

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  2. Es muy cierto, ya no es una sentencia de muerte, pero aún así las personas que viven con VIH, para mantenerse sanas y prolongar sus expectativas de vida, deben ser ultra-cuidadosas con su alimentación, hacer mucho ejercicio, abstenerse de fumar y de consumir drogas o alcohol. Todo un cambio de vida que para muchos es algo muy difícil, si bien no imposible. Y bien lo dices, a apoyarlos mucho, así lo haré.

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  3. que feo mi niño! se lo que se siente. eres un buen cuate y te admiro un monton. Cuando a mi me dieron la noticia hubiera querido a alguien como tu a mi lado por que estuve solo asimilandolo :( como que la falta de guia me hizo perderme un poco, pero ya despues me autoencaminé...aunque hubiera sido mejor con alguien alado v_v
    en fin...saluodos

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    1. Gracias Pancho, de veras que es tan importante que todas las personas que reciben un diagnóstico positivo tengan a su lado a una persona informada y sobre todo cálida que les dé un abrazo y trate de hacerlos sentir mejor. Ojalá no hubiera tanto estigma e ignorancia; de hecho erradicar la estigmatización y difundir información a individuos y personal médico forman parte de los principales objetivos de la organización con la cual colaboro. Un abrazo, mi querido Pancho.

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