miércoles, junio 14, 2017

La Police me Panique

Me puse a buscar un término que signifique "fobia a la policía", pero no lo encontré; si algún lector lo sabe, le ruego que me informe. Y durante esta búsqueda, me di cuenta que tener fobia a la policía es más común de lo que pensé, no soy el único. A pesar de que se suponga que la policía (y las fuerzas armadas) son cuerpos de elementos dedicados a cuidar a la ciudadanía, cada vez que yo veo a un policía me viene a la mente abuso, robo, extorsión, golpes, persecución, injusticia, secuestro, chantaje, impunidad, etc.
Cuando era un jovencito y viajaba en mi coche por las carreteras, cómo me daba pánico llegar a un retén donde los soldados detenían a todos los conductores para realizar una revisión exhaustiva del vehículo; siempre pedían que uno se alejara mientras ellos inspeccionaban. Y yo no podía evitar pensar, ¿y qué tal si en esa revisión "siembran" droga debajo de alguno de los asientos? ¿Cómo defenderse?
Sé que en muchos países los policías son corteses, educados e instruidos, pero creo que ese no es el caso en México. Tristemente, muchos de los jóvenes que quieren pertenecer a las fuerzas del ejército o de la policía son personas ignorantes y que no quieren estudiar; no digo que todos, pero hasta ahora no he sabido de un soldado o un policía que haya ido a la universidad.

Hace rato, mientras terminaba de escribir mi post anterior empecé a escuchar un tono corto y molesto de sirena policiaca que se conoce coloquialmente como "pato". Me llamó la atención que lo accionaran no una vez, como es común, sino múltiples veces; me asomé a una ventana y me di cuenta que un vehículo policiaco va patrullando las calles de esta colonia y cada cierto tiempo acciona este tono, que  a mí me pone los nervios de punta.

Hace varios años estaba en mi casa trabajando en una habitación del fondo, y alguien empezó a tocar el timbre de la entrada con insistencia. Decidí no ir a abrir, y la persona siguió timbrando una y otra vez durante un buen rato; ya estaba a punto de salir a golpearlo cuando se retiró. Poco después me dio sed, y fui a la cocina por un vaso de agua. En eso me quedo petrificado ¡al ver a dos policías que habían brincado la reja y estaban en el pasillo de mi casa! Solo una débil puerta de malla mosquitera los separaba de mi cocina, así que inmediatamente cerré la puerta de fierro.
Me pegaron un susto del demonio. Me pedían que me identificara, y yo, temblando, les mostré mi identificación a través de la ventana. ¡Soy el dueño de la casa!, alcancé a gritarles.
Aparentemente, un vecino se extrañó al ver a la persona que tocaba insistentemente el timbre de mi casa, llamó a la policía y se presentaron estos gorilas, quienes en lugar de tocar la puerta y anunciarse, violaron la propiedad al brincar por la reja. Si no ha sido porque fui a buscar agua a la cocina, estos abusivos policías hubieran entrado hasta la recámara.
Cuando platico esto, las personas dicen: "Hubieras hecho esto, o hubieras hecho esto otro"; pero no alcanzan a comprender que la sola visión de estas personas me causa mucha desesperación y pavor y simplemente no puedo pensar con claridad.

El viernes pasado recibí la noticia de que se acaba un proyecto en el que he estado trabajando durante más de un año. Esto me puso algo nervioso, pues puede significar una reducción en mis ingresos... es como "¿Quién se llevó mi queso?", el paso siguiente es buscar otro queso...
en estas situaciones de nervios, mi mejor terapia es salir a caminar, así que eso hice.
En pocos minutos llegué a un centro comercial cercano. Me quedé en la entrada, aún pensando en la noticia que había recibido y en sus posibles implicaciones. Mientras tanto, observaba a mi alrededor, como tengo costumbre. Soy muy observador, pero, como me di cuenta más tarde, debo aprender a observar sin que los demás se den cuenta de que observo.
Noté que en el estacionamiento del pequeño centro comercial había una patrulla, que accionó el tono corto para llamar la atención a otro policía, montado en una bicicleta. En eso llegó también un policía en una motocicleta, todos recorriendo el estacionamiento. Desde hace tiempo he visto vigilancia en este centro comercial, pero este día era inusual, un patrulla, en bicicleta y en motocicleta, sin contar al policía en bicicleta permanentemente apostado a la salida del 7Eleven que se encuentra enfrente, debido a los constantes robos.
Entré al centro comercial y me detuve en Servicio a Clientes para solicitar una reposición de tarjeta. Mientras hacía fila, noté que uno de los policías entró por la puerta principal y se dirigió hacia los baños. Pocos segundos después volvió a salir. Llegó mi turno, repusieron mi tarjeta y me metí a la tienda. En eso oí que alguien me llamaba a mis espaldas.
¡El policía!
Me preguntó mi nombre, si trabajaba en la tienda, y solicitó ver mi identificación. Me preguntó mis datos personales y mientras yo le respondía él los verificaba en la identificación. Le pregunté que a qué se debía eso, y me contestó que le pareció sospechoso que yo lo hubiera estado observando cuando entró y salió de la tienda. Yo le respondí que tengo por costumbre estar observando siempre a mi alrededor, para prevenir una situación de riesgo. Me dijo que podía continuar y me pidió que no me molestara, que era una inspección de rutina y que lo hacía por seguridad.
Yo me puse a buscar algunos artículos, tardando más de lo necesario porque sabía que el policía iba a continuar en la entrada. Temía que me volviera a abordar, esta vez afuera de la tienda, donde me sentía un poco más a salvo. Finalmente me armé de valor y salí de la tienda sin mirar atrás.

Ayer fui a un negocio en el centro a que me compusieran unos anteojos, y mientras estaban listos, me fui a un parque cercano a esperar. Bajé del carro y me senté en una banca, bajo la sombre de un árbol. Siempre observador, noté que se estacionó un coche blanco delante del mío, y el hombre que lo conducía se quedó dentro, ocupado en alguna aplicación de su teléfono celular. Yo decidí ir a una tienda por un refresco, y cuando regresé vi que se estacionó una patrulla junto a mi carro. Empecé a sentir esa sensación de nervios tan particular.
Me senté nuevamente en la banca, a esperar a que se fuera la patrulla para irme yo también. Pero el policía bajó de la misma y se puso a cuestionar al hombre del coche blanco; vi que le pidió su identificación e incluso le pidió que abriera la cajuela para revisarla. Pasaron unos minutos, incluso se detuvo el tráfico a causa de la patrulla que obstruía la circulación. El policía volvió a entrar en la patrulla y se fue. El hombre continuó manipulando su celular. Y yo me fui inmediatamente a esperar los anteojos en el mismo negocio.
Definitivamente, hay más presencia policiaca en todas partes y esto, aunque tal vez debería, no me da tranquilidad.

Todo este tiempo que he estado escribiendo, no he dejado de escuchar ese tono de sirena por las calles de alrededor; el patrullaje de la colonia continúa y me pregunto por qué será. Esta no es una colonia conflictiva, más bien la mayoría de sus habitantes son adultos mayores. Colonia residencial, sin negocios, matrimonios, etc. Desafortunadamente, la colonia adyacente sí es de las que aparecen frecuentemente en la nota roja: puntos de venta de droga, rateros, lesiones, incluso alguna ejecución.
Quién sabe que estará pasando, pero lo que necesitamos es paz.

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