jueves, abril 08, 2021

55

El segundero no se detiene: tic, tac, tic, tac... . Amanece un nuevo día, alimentar a los perros, contestar correos, trabajar, bañarse, comer, enviar y recibir mensajes, más trabajo, tomar pastillas, dedicar tiempo valioso a las redes sociales, salir a hacer un poco de ejercicio... otra vez ya es de noche, quizá un poco de TV, irse a dormir...

Y así pasan los días, las semanas, los meses... el día 31 de marzo mis hermanos y yo disfrutamos una deliciosa comida familiar, en la que me di un atracón con los guisos que solía hacer mi mamá: tortas de cabuches, sopa de habas, lentejas, tortas de papa, pescado... fue todo un delicioso festín (pero a mi mamá todo eso le hubiera quedado mil veces mejor). Más tarde nos fuimos a la iglesia: se ofrecía una misa en ocasión de haber transcurrido dos meses desde el fallecimiento de mi mamá.

Esa noche salí al patio, alcé la vista y al observar la luna me sorprendió un inesperado sollozo que salió de mi pecho. Con lágrimas en los ojos corrí a ver el calendario lunar para confirmar lo que mi ser sabía: la luna se encontraba en la misma posición que aquel día 31 de enero. Imposible olvidar.

El inicio del mes de abril no me trajo la alegría y emoción de todos los años anteriores... estuve desanimado, llevando a cabo mis actividades por pura inercia, y fue así que el sábado 3 llegué a mi cumpleaños número 55. Uy, sí, 55. Me salí a desayunar y posteriormente pasé a visitar la tumba de mi madre, era una visita obligada, pues casi todos, todos mis cumpleaños los celebré con ella, si acaso uno o dos que no estuve en la ciudad. También le compré flores.

Días antes, mi hermana Esperanza me había sugerido que organizara una carne asada, y aunque sí lo consideré, no hice ningún plan: me invadía una sensación de desgano enorme. Cuando regresé a casa lo único que deseaba era recostarme en mi fiel sofá. Estuve viendo un poco de TV, pero de pronto apagué el aparato.

¡Las dos de la tarde! Les llamé a dos de mis hermanas y les pregunté si me podrían acompañar a comer a un restaurante... qué poca anticipación, fue grosero de mi parte, pero para mi gran fortuna sí pudieron asistir. Nos reunimos en un restaurante de comida coreana, platillos exóticos, poco conocidos para nosotros, pero muy deliciosos. Lo que importaba era estar juntos otra vez.

Cada año sueño con una gran celebración junto con toda mi familia, todos mis hermanos, sus esposas y esposos, sus hijos, nietos... sería un gentío enorme, pues tengo tres hermanos y cinco hermanas... además, sería bueno invitar a mis contados amigos y amigas. Habría que preparar el fiestón con anticipación, rentar un buen lugar donde todos estén a gusto, organizar la comida, las bebidas... ¡ay! pero eso no se me da. Me parece algo terriblemente agobiante, así que año tras año me digo que el año siguiente sí celebraré en grande mi cumpleaños, y así sucesivamente.

Al día siguiente, domingo, salí a pasear a un bonito municipio que está aproximadamente a una hora de Monterrey. Fue muy bueno salir de la rutina, respirar otros aires y disfrutar los bellos paisajes y la tranquilidad de este lugar, pero ese es un tema para otro post.

El lunes 5 nuevamente apareció el desánimo... mientras desayunaba, pensé que lo único que me gustaría hacer enseguida sería volver a acostarme, dormir y despertar hasta el martes. Ese día no tenía trabajo porque era un día de asueto en Polonia, país desde donde me envían la mayoría de los proyectos de traducción.

Afortunadamente mi ánimo comenzó a mejorar el martes, tanto que al día siguiente me pasé unas buenas horas trabajando en el jardín bajo un sol abrasador. Sufrí muchas cortadas por no haber usado guantes, pero ya por fin derribé, no sin dolor, el árbol que se secó debido a las heladas de febrero. Era una bonita majagua que había crecido rapidísimo en solo un año y ya daba una magnífica sombra, pero por ser una especie exótica no pudo resistir la helada. Todos los días salía a verlo, esperando ver los nuevos brotes en sus ramas, pero nada. Estaba completamente seco, si bien tiene unos pequeños brotes muy cerca de la raíz. Pero no sé si quiero esperar a que crezca otra vez. Cada vez estoy más seguro de que es el momento de cambiar de casa... otra vez.

Después de casi haber sufrido una insolación, me refresqué un poco lavando el carro, y al terminar todavía tuve ánimos para ir a caminar/trotar al parque cercano. Después, un buen baño y a dormir, estaba cansadísimo, así que tuve un sueño muy reparador, a pesar del calor regiomontano que ya llegó para quedarse, cuando menos una larga temporada.

5 comentarios:

  1. Pues muchas felicidades! Feliz cumpleaños!
    Me imagino que lo que más te pasa es extrañar a tu mamá, pero ve que tus hermanas te acompañaron y se celebró la ocasión.
    Planear una fiesta enorme es algo que tampoco me atrae mucho. La única sugerencia sería hacer "cazuelada" con los invitados, y así solamente hay que asegurar bebidas y tortillas.
    Un abrazo y esperemos que la melancolía pase pronto.

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  2. Te mando muchas felicidades, y espero que poco a poco la tristeza disminuya hasta que solo te queden las bonitas memorias de tu mamá.

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