La Terraza

Esta terraza que tiene una hermosa vista de las montañas, se ha convertido en un pequeño y muy agradable refugio para reflexiones, confidencias y pláticas a veces banales y a veces muy profundas.
Hemos visto el caminar de la luna, las caprichosas formas de las nubes, el resplandor de las estrellas. El vuelo de las aves, un pájaro carpintero posándose sobre un poste. La música de antes y de hoy ha sido una compañera constante, que nos sirve de tema y que a veces moldea el curso de la plática. Sin planearlo, y según la selección que haya en el aparato, la velada se va convirtiendo en bohemia, francesa, rockera, nostálgica o pop.
Hemos pasado horas recordado anécdotas acumuladas a través de los años, y al hacerlo, nos hemos puesto a repasar lo que el tiempo ha traído consigo: experiencias, madurez, reveses, altas y bajas, noticias buenas, noticias malas y noticias catastróficas.
Hemos tratado de sonreír, de hacernos fuertes y dar ánimos a un compañero que de pronto no está bien de salud, de no abatirnos ante un presente económico incierto y un futuro aún más difuso, ante la enfermedad, ante la perspectiva de decir adiós a nuestros seres queridos.
Hemos visto la vida pasar, siempre unidos, y esta amistad a toda prueba es nuestra ancla. Ahora que han pasado las primaveras, en este casi invierno de tormentas y vendavales, nos da fuerza para sostenernos en pie y para abrazar, por turnos, al compañero de travesía cuyos pasos flaquean.