Hace buen tiempo que no iba al cine, principalmente por falta
de tiempo, pero más que nada porque no me da la gana ir a ver las películas de
caricaturas o fantasiosas que han estado poniendo últimamente, aprovechando que
es verano y los niños están de vacaciones: “Monsters University”, “Mi Villano
Favorito”, Los Pitufos, Titanes del Pacífico, Turbo, Wolverine… sé que muchos
adultos (principalmente papás) disfrutan este tipo de cintas, yo no.
A mí me gustan preponderantemente las películas en las que
aparecen personajes de carne y hueso, que se desenvuelven en situaciones de la
vida real y en escenarios reales y en épocas no tan lejanas, aunque también puedo
disfrutar películas de ficción pero que se desarrollan en ambientes que de
alguna manera pudieran llegar a ser “reales”, o casi… no entiendo muy bien por
qué, pero dicen que en gustos se rompen géneros… Robocop, La Guerra de las
Galaxias, Hombres de Negro son cintas que he gozado mucho.
El caso es que las películas de caricaturas o para niños de
plano no me gustan. Vi la primera de Harry Potter, pero no deseo ver ninguna de
las demás películas de la saga. La única vez que me he quedado profundamente
dormido en un cine fue cuando fui a ver la primera de El Señor de los Anillos.
Jamás le entendí ni me involucré con ella.
El domingo pasado junto con Rodolfo fui a ver El Llanero
Solitario y me gustó mucho, de verdad me pareció muy entretenida, y eso que
había leído comentarios muy desfavorables. Ciertamente no es una joya
cinematográfica, y dista mucho de parecerse a los episodios que veía de pequeño
en la televisión.
No fue totalmente de mi agrado la actitud burlona y arrogante
de Toro (como bien dice mi amigo Héctor: “en todas sus películas, Johnny Depp hace
el mismo personaje: Johnny Depp”); ni tampoco me pareció que el director o
guionista hiciera parecer al Llanero Solitario como un tipo miedoso, ingenuo, distraído
y en ciertos momentos estúpido.
No obstante, me divertí como niño cuando la película fue
agarrando “momentum” y empezaron los balazos, las flechas de los indios, las
persecuciones a todo galope a lomos del hermoso caballo Silver, los puentes
dinamitados, pero sobre todo, ¡el tren! Qué descarga de adrenalina al seguir la
lucha entre héroes y villanos, corriendo por los techos de los vagones en
movimiento, o al ver que el tren se aproxima al precipicio, el cambio de vías
en el último segundo, gracias al cual los “buenos” se salvan y los “malos”…
bueno, no diré qué les pasa a los malos por si algún lector no la ha visto. Me
gustó mucho. Tanto que quiero comprarme un sombrero y un antifaz como los que
usa El Llanero Solitario.
No esperaba regresar tan pronto al cine, pero como el martes
no fui a trabajar, me reuní con Héctor para comer, y en el transcurso de la comida
sugirió que más tarde fuéramos a ver una película. Bueno, pues después de
realizar varias actividades de su negocio nos dirigimos a un cine, sin tener
idea de las películas que estaban proyectando, y elegimos la que estuviera a
punto de comenzar.
Esta resultó ser “Los Ilusionistas”, así que en pocos
minutos ocupé mi asiento sin tener la menor idea de qué se trataría… y vaya sorpresa.
Comprensiblemente no diré mucho de la trama, pero de verdad, cómo disfruté la
cinta, es de ese tipo de películas que hace mucho no veía, en las que no te
puedes dar el lujo de separar los ojos de la pantalla, mucho menos ponerte a
platicar o ir al baño, porque la acción es tan vertiginosa que si te descuidas
un solo segundo no podrás entender lo que está pasando.
Sin ser tampoco una película digna de un Oscar, es sumamente
entretenida y cuenta con las magníficas actuaciones de los actorazos Michael
Caine y Morgan Freeman, además de los actores principales, el cuarteto de
ilusionistas, a quienes, lo siento mucho, pero no conozco... ¿será que estaré
envejeciendo? Esa es otra historia…
Como dije antes, fue una magnífica sorpresa, pues de verdad
no esperaba que me atrapara la película y que me mantuviera todo el tiempo casi
hipnotizado con los trucos de ilusionismo, tratando de pensar velozmente para
intentar adelantarme a la trama y no caer en la trampa, descubrir el enigma,
desenmascarar los trucos, pero eso lo hace magistralmente el personaje de
Freeman.
Qué bueno que tuve la oportunidad de ver estas dos cintas, porque
con ellas he vuelto a creer y disfrutar el cine. Ya pronto terminarán las
vacaciones de verano y con ellas toda esa invasión de historietas infantiles a
todo color, personajes de animación por computadora y voces chillonas... aunque
estoy seguro de que regresarán para Navidad.
En cuestiones de cine si que somos opuestos. AMO las pelis fantasiosas jajajja pero veo de todo menos románticas jejé , tengo muchas ganas de ver los ilusionistas!!!! Espero ir pronto jejé
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